Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión
90 AUGUSTO TAMAYO VARGAS - CESAR' PACHE.CO VELEt de este viejo respetable, tan conocido en la Europa, y cuya elocuen– cia me ha encantando siempre. Se le embaraza prestar el juramento por estar pendiente la re– sidencia que, como :JYiinistro de Hacienda, debe dar. Yo creo que se procede con equivocacion, no obstante la buena fé y laudable celo con que han hablado algunos señore p_eopinantes. El Ministro de Hacienda no ha tenido aquí responsabilidad, y basta ver el decreto de la institucion de los Ministerios y las órdenes que posteriormente se expidieron por el Qobierno Protectora! en este negocio, para convencerse q'ue de derecho nada arguye contra el Ministro. En cuanto al hecho, es bien notorio, y yo lo sé por testimonios evidentes, que cuanto se economizaba era destinado á objetos .inne– cesarios por entonces. Hablo del ex ministro de Estado que ente– rraba multitud de miles solo en abrir los cimientos del monumento de la portada del Callao, mientras que el señor Unanue preparaba esta suma para la caja militar de la expedición que debió salir en Mayo. Pero, aún cuando fuese re pensable el señor Unanue á algún alcance ¿no podía satisfacerlo estando en el ejercicio de su dipu– tacion? ¿No se le eligió cuando presidía el Ministerio de Hacienda? ¿No se han aprobado sus poderes por la misma autoridad que nos ha reunido en este augusto recinto? ¿Por qué, pues, en tiempo oportuno, y cuando podía remediarse, no se hicieron las represen– taciones convenientes? No tiene duda: conforme al reglamento ae elecciones el señor Unanue es diputado, y para su ejercicio solo le falta prestar juramento, que lo hubiera prestado ciertamente el l'a <le la instalación del Congreso, si no hubiese estado enfermo. ¿Quién le habría impedido entonces? Nadie; porque estaban ~tprobados sus poderes; luego tampoco ahora. Señor: Cuando no estuvieran de por medio la razón y la justi– da y los votos del departamento de Puno, el nombre de este anciano, célebre entre las gentes de letras, y que, antes de hoy, ha ofrecido ante las aras de la Patria u preciosos trabajos sobre las ruinas del Imperio de los Incas, sobre las riquezas de los tres reinos en nuestro privilegiado suelo, y sobre el modo de con ultar nuestra exis·– tencia y salubridad, sería suficiente para olvidarno de ritualidades, que en nada contribuyen á la sustancia de las cosa . Repetiré mil veces: el nombre de Unanue es muy respetable, y en el acto debe recibírsele el juramento y comenzar el ejercicio de su diputacion '. (De: OBIN, Manuel Je ús y Ricardo Aranda. Anales Parlamentarios del Perú. Lima, Imprenta d l ~ stado, 1895, pp. 17-19).
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