Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION XXIII que la libertad y el bienestar común están por encima de un interés particular, cuando éste entraña la conculcación de las leyes. Mon– teagudo proscrito queda fuem de la protección de aquéllas. El Tribuno de la República Peruana constituye un preciado documento expositor del pensamiento de Sánchez Carrión: "Los derechos del pueblo no son más que el ejercicio de las leyes det 11ueblo". Las dos cartas del Solitario de Sayán son las piezas más cono– cidas dentro de la obm de Sánchez Carrión. Ellas comparten la fe republicana y el sistema federativo como dos pilares de la concep– ción política de un país nuevo. Son dos toques de alerta para evitar la formación de un Estado mal constituido. Sánchez Carrión apre– cia que el Perú ha sido uno de los países donde el sistema colonial ha echado mayores raíces y que de ello se deduce "la falta de ener·· gía y celo por la libertad". Que por lo tanto hay que producir una verdadera revolución y establecer un régimen que "precautele" lrL organización de esa nueva nación que debe nacer de la causa pa– triota. Su profundo ataque al posible entronizamiento de iina monar– quía se basa en que para establecer un gobierno permanente en el Perú hay que cambiar fundamentalmente las concepciones, la edu– cación y el sentimiento de las gentes para que funcione acertada– mente el liberalismo como régimen representativo del pueblo: "repú– blica queremos, que sólo esta forma nos conviene", subraya. Y, luego, su temor al absolutismo y al poder central lo llevan en la, segunda carta a expresar su preferencia por el régimen federal, a mas de la clara distinción de poderes. "Alrededor del sol dan vuelta todos los planetas; cada uno gira sobre su eje; y sostenidos por dos fuerzas opuestas jamás salen de sus órbitas, reinando en esta admirable 1náquina un orden, que no se perturbará sino con el fin del tiempo". Las leyes fundamentales de una nación deben semejarse a ese orden que preside la naturaleza, en una combinación de la sobera– nía central y de los poder s locales. "Crear, en dos palabras, una república, sin dispendio de la integridad territorial", pero "mante– niendo juntamente a las que llamamos provincias o departamentos en su dignidad soberana". "Gobierno central combinado con los go· biernos locales". Esta misma teoría expresada para el Perú en esa segunda carta es la que expande Sánchez Carrión, ante el ideario bolivariano, a la América Hispana tnda, que se manifiesta en fo Convocatoria al Congreso de Panamá. "Las Américas han dejado para siemp1'C el humillante traje colnnial", adelanta en la mencio– nada carta.

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