Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION 271 nada de estos misterios, que todo ha sido sin su conocimiento; Guido, que según la opinión general, concurrió al cónclave apostólico, ex– traña también la misión; sólo falta que Berindoaga diga que tam– poco sabe alguna cosa, que por lo que hace al señor Presidente, es un buen hombre, y sepa o no sepa, importa poco. Sea lo q'ue fuere, un Andino que está en los interiores, está muy bravo; dice que los peruanos somos unos pícaros intrigantes; no podemos negarlo, apren– dimos bien la lección en poco tiempo. No faltan algunos que quisieran ver siquiera uno o dos bata– llones de Colombia; temen mucho de los Andes, y es verdad que con este respeto se haría mucho más; pero supuest9 el conocimiento que ya tiene VE. del país, y de las intenciones de los que influyen, CGtlculará mejor. Leía absorto la carta de VE. cuando el vehementísimo Pérez leyóme un capítulo de carta al señor Tag1e, sobre mi colocación en el Ministerio de Estado y Relaciones Exteriores: aquí de mil y mil sustos y sobresaltos. ¿Yo Ministro, mandando al señor Tagle ·1 ¿Yo Ministro, cuando se trata de paz con los godos? ¿Yo Ministro, cuan– do aun no sirvo para inspector de barrio? Bastante he dicho a K sobre este particular, cuando las cosas no estaban como hoy; díje1e, me acuerdo, un día, que me enterraran entre dos días si me nom– braba Ministro. Si VE. mandara entonces sí que hasta haría dili– gencia, porque es claro que sólo iba a escribir o redactar; pero en la administración actual, es quimera. Con todo, por quererlo K habría admitido, después de hechas todas las excusas convenientes; pues de no hacerlas, ni habría cumplido el DEBER DE HOMBRE, NI CON EL DE CIUDADANO. Mas, felizmente, ha habido emba– razo, el mismo eñor 1 ragle, según la expresión de Pérez, ha mani– festado estar ocupado el Ministerio. Y o he visto caerse de sobre mis hombros el Chimborazo, he tenido un rato de regocijo, he vuelto a la tal cual quietud en que me hallaba antes de esta noticia. Básteme, mi general, por ejecutoria de mi vida pública el ca– pítulo que sobre mí escribe VE. al Presidente; me es sobremanera suficiente la amistad del Libertador de Colombia, ella sola me llena de orgullo, porque nadie, nadie de los que han aparecido como héroes puede cruzar con él, ni en cuanto a sus victorias por la verdadera libertad de los pueblos, y en entusiasmo que toca en frenesí por establecerla, ni en cuanto a ese temple de alma, tan tierno y sensible con sus amigos, como grande y generoso con ello , tan consecuente y noble, como firme e irresistible, y tan singular y tan único como sólo y único es el general Bolívar. Esta amistad me basta, repito,

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