Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

340 AUGUSTO TAMAYO VARGAS ~ CESAR PACHECO VELEZ Carrión fué un buen amigo de V. E., le fue consecuente, y yo debo c.iesempeñar á V. E. en cuanto pueda. A consecuencia del fallecimiento del señor Carrión se ofrece di– ficultad para elegir quien ·lo reemplace en el ministerio. Valdivieso está ya inutilizado con perlesía, y ~n cama; y quitando á este hom– bre, no encuentro otro absolutamente que Larrea. V. E. obrará como lo crea justo. Otra de las cosas desagradables de que voy á hablar, es de una causa muy ruidosa que ha ocurrido en estos días, y que ha dado lugar á la suspensión de toda la Corte Supe1·ior de justicia. Este golpe, por su naturaleza misma y por ser el primero. de esta clase que se ha presentado, ha causado asombro, y aun escándalo, sin que por esto pueda creerse que haya el menor temor de q'ue sea alterado el orden en lo más mínimo. El Gobierno ha obrado, en mi opinión, como le tocaba; quiero decir, ciñéndose á ser simple eje– cutor de las leyes aplicadas por los tribunales de justicia. Me parece que convendría muy mucho que V. E., haciendo uso de sus facultades extraordinarias, y en consideración á las circuns– tancias de los magistrados suspensos, y á la pequeñez que dió lugar á la causa, volviese á la Corte Superior al natural ejercicio de sus funciones, sin desaprobar por esto la conducta de la Cm::te Suprema. El motivo de la suspensión ha sido un error, y los hombres merecen indulgencia por las faltas en que sólo tiene parte su entendimiento. En el asunto hay que advertir algunos incidentes. Generalmente dicen que la Corte Suprema ha obrado arreglada á derecho; pero los individuos de la misma Corte, despué de haber expedido su auto de suspensión, se interesaron particularmente con el Gobierno para que sobreseyese en el asunto, y ya V. E. puede comprender el alma de este paso. Además, el decreto q'ue ha servido de fundamento á la Corte Suprema, es expedido por V. E. eh Caraz, y parece que es V. E. mismo quien puede calmar algún tanto SNS rigores. Carrión, por otra parte, era ·extremoso en sus principios; y fuese por lo que se quiera, parece que él se proponía regir otros hombres que los que conocemos: algunas de sus obras parecen más bien tratados de moral que leyes que han de practicarse. Para concluir, debo hacer presente á V. E. que no he hablado sobre el asunto, no digo con los interesados, pero ni aun con los señores del Consejo; de consiguiente, cuanto va escrito es mío, exclusivamente mío. V. E. sabe que soy bastante honrado para q'ue sea capaz de faltar á la verdad. En la Gaceta que habla sobre la suspen ión de la Corte Supe– rior, se servirá V. E. notar que por mi parte he tratado de dulcifi– car la providencia cuanto ha sido posible, sin ofender al tribunal

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