Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

..rno AUGUSTO TAMAYO VA1RGAS - CESAR PACHE:Có VELEt 258 LA INQUISICION POLITICA O EL METODO DE CASTIGAR POR MEDIO DE INFORMES SECRETOS ES DETESTABLE Y SOLO PUEDE SER CONOCIDO EN UN PAIS DESPOTICO (*) Todo obstáculo al descubrimiento de la verdad, a que salga triunfante la inocencia, y a que sea p1·emiado el mérito, no puede ·dejar de ser efecto del más vergonzoso despotismo . Leyes que to– leran semejante vicio no pueden menos de haber sido dictadas po:r genios malignos, o personas preocupadas en sostener el crimen, y no pueden menos de preparar la ruina del Estado. La Inquisición política o método de juzgar por info"mes secretos ha sido el medio más a propósito para obscurecer la verdad, para oprimir impune· mente la inocencia, y para desatender el mérito. Semejante práctica sólo pudo haber sido inventada por déspotas, ejecutada por agentes de la tiranía y consentida por esclavos vilmente degradados. Ecl tan injusta y tan insensata que los mismos que la admiten, no pue– den menos de reconocer su resultado, como incapaz de ofrecer p1·ueba alguna legal, convincente de la verdad ni conforme a la justicia. Sin embargo, esta especie de Inq'uisición política que se opone al derecho natural, que destruye la confianza de los ciudadanos, que aniquila las virtudes sociales, que sólo pudo tener origen en los sjglos de ignorancia, y que debe desaparecer de toda sociedad de hombres libres, es la que prevaleció (en todas nuestras oficinas, en todos nuestros establecimientos y en todas nuestras corporacio– nes) y con ella era conservada y encubierta la al'bitrariedad de algunos funcionarios, quienes son ignominia nuestra se jactaban del funesto poder de disponer impunemente todos los premios y castigos que debe adjudicar o imponer la sociedad. Semejante mé– todo sólo puede ser aprobado por aquellas almas viles que cifran su interés en ejercer un poder ilimitado, y en armar lazos al ciu– dadano, que tiene firmeza y dignidad para exigir lo q·ue le corres– ponde, y para censurar toda conducta arbitraria, y toda orden in– justa. ¿Cómo es posible que informes sepultados en la ob curidad, y dados casi siempre por aquellos mismos contra quienes se pro– ducen las quejas, puedan servir para descubrir y hacer la justicia'? Si aún con la publicidad de los juicios la inocencia con dificultad puede triunfar de la malignidad y de las pasiones, ¿Cómo podría– mos esperar que triunfe en medio de las tinieblas, en dond sus ("') Artículo publicado en "La Abeja Republicana", númer 5, 6 y 7 corr - pondi ntes al 18, 22 y 25 de agosto de 1822).

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