Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión
JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION 365 sino para que magistrados íntegros sean comprendidos por delato– res, infames sicofantes o por personas astutas y de mala fé, que no ~e glorían de la justicia de su causa o del mérito de su recompensa, sino de haber conseguido el triunfo. La inocencia y la virtud siem– pre tímidas y siempre moderadas, sólo podrán progresar cuando la publicidad las an'ima y cuando tengan un apoyo en campeones gene– rosos, que conociendo los obstáculos que las oprimen, osen declarars e en su favor contra el poder de las autoridades orgullosas e injustas. El indigente oprimido debe ser apoyado por ciudadanos virtuosos y esforzados, que se atrevan a sostenerlo en todo evento contra los caprichos del despotismo . Y mientras prevalezcan fórmulas tan capciosas que sea desconoc~da la conducta de nuestros funcionarios, ni el inocente, ni el benemérito, ni el infeliz podrán hallar esos patrones nobles, generosos y heroicos que tomen a su cargo el pro– tegerlos. Los infinitos males que se conocen en nuestra Patria, no son incurables sino por que no se quiere aplicarles los específicos con– venientes, o por que no se toma el trabajo de buscar el orígen que los produce. Tal vez los más de los males que ha sufrido y sufre aún el Perú son un efecto necesario de haber permitido a las auto– ridades obrar por un método tan tenebroso cual es el de los infor– mes secretos. Tal vez esa Inquisición política es el fatal fermento que ahogó o envenenó el fruto que debíamos esperar de todas nues– tras instituciones. Con su auxilio se cometieron multitud de aten– tados ¿De qué podrían servir jamás las lecciones de los sabios, y de la razón que dictan a todos vivamos en la mayor unión y que nos ocupemos en la prosperidad de los pueblos, mientras exista una Inquisición política que decida en el secreto todos los negocios, y cuyos intereses están en contradicción con las luces y con toda otra prosperidad, que no sean las de sus criaturas, o las de aquellos ciu– dadanos; cuyas virtudes se cifran en una sumisión ciega a tódas las órdenes por injustas que sean? Tan detestable método infaliblemente aniquilará toda idea de equidad, romperá todo los vínculos que nos deben unirnos, y nos forzará a detestar una Patria que no nos hace gozar de una verdadera libertad, ni de la absoluta seguridad que debe disfrutar todo individuo. ¡Padre de la Patria! El tenebroso y t rrible Dédalo de que acabamos de hablar haría eternamente imposible a los ciudadanos el acce o al templo de Temis. Echad la vi ta sobre las infinitas víctimas sacrificadas en todos los tiempos con tan abominable m ' - todo, sin permitirle siquiera el que su gemido fuesen llevado a un tribunal de justicia. Así vosotros debéis proteger a los interese
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