Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión
368 AUGUSTO TAMAYO VA1RGAS - CESAR PACHECO VELEZ y propiedad, de modo, que nunca jamás se perturbe su ejercicio; Y que, adecuándose a la extensión, población, costumbres, y civiliza– ción, las multiplique, mejore y regenere, por la eficacia y benigni– dad de su influjo. Así, lograremos todas las ventajas imaginables en nuestro estado, teniendo juntamente la gloria de no haber dado campo a la perniciosísima zizaña de la anarquía, que de ordinario cunde a la sazón de organizarse una nueva nación, o al transfor– marse los elementos de un plan gubernativo. Aquí pues, la salud del suelo de los incas: aquí la remembranza de nuestros represen– tantes. Mas, si en cambio de tales esperanzas, nos van a dejar la túnica de Hércules teñida con la sangre del Centauro, mejor será que no la tejan. La distinción de poderes, muelle real de la administración civil, es un descubrimiento tan importante y peregrino en ella, como el de las leyes de Keplero en el sistema planetario. Por estas, se gra– dúan los movimientos celestes, y la fuerza atractiva de cada masa; y por aquellas, está sujeto a cálculo la tendencia abusiva del go– bierno; ocultando este, en tanto, sus a piraciones arbitrarias, en cuanto, la comunidad se demora en observar, que uno mismo dicta la ley, y la ejecuta. No obstante, rara vez se ha conseguido la exacta demarcación de sus respéctivos límites; porque, haciéndose por hom– bres precisamente interesados en ella, es muy natural, que se pro– cure poner la línea puntos más allá de la esfera, que competa. Así, vemos con dolor, diseminados, en los primeros fundamento , el ori– gen de reñidísimas contiendas, y el gérmen de recíprocos celos entre las legislaturas y el poder ejecutivo, entre este, y el judiciario, dando frecuente ocasión a reformas, que no siempre prueban bien. Con que, el primordial deber será, la rigurosa limitación de estos tres resortes, su directa y exclusiva concentración al fin co– rrespondiente, y la seguridad de que jamás atente el uno al otro. La tarea, es difícil desde luego; y mucho más siendo cosa averi– guada, que, apesar de ser la legi latura un cuerpo enteramente des– prendido de la facultad judiciaria, y ambas, de la ejecutiva: todas tres, han de combinarse indispensablemente de tal suerte, que la una dependa de la otra, sin que por esto, haga aquella lo que esta quiera: resultando, por consecuencia, una especie de trinidad po– lítica, compuesta de tres r presenta iones totalmente di..,tinta , y emanadas de la soberanía nacional, que es una, e indivisible. ¡, C,m i;;e investirá, pues, a cada persona, digámoslo así, de la virtud com– petente al cabal lleno de su oficio, fijando, al mismo tiempo, los principios de sus mutuas relacioneR, <'onviene a Raber, loR punt , , por donde se toquen, sin compenetrarse nunca 1 us ef rtos? i fuera del mismo plano o sistema pudiésemos proporcionarnos un
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx