Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION 371 Por eso, trayendo a la memoria algunos publicistas las democra- .ias antigua , tratan de reprimir tanto el influjo electoral, que ya des– pojan al pueblo de su soberanía; acatándola otros tantos, que si bien se les califica, merecen el título de apóstoles de la independencia indi– vidual. El sistema representativo forma desde luego una comunión política, y según él, todo el mundo conocido puede constituir una república; pero, aún no ha revelado el medio de ponerlo en planta, es decir, que un vasto estado, cuyos intereses requieren el gobierno republicano, exije la más seria contemplación, para determinar las formas electivas, por ser e tas el vehículo de la representación po– pular; cuya verdad nos servirá mucho, cuando hablemos luego, en consonancia de la palabra de Jedidiah Morse, que hemos citado al principio. Mas, contraído el discurso al mismo punto de representación, viénese muy naturalmente bajo la pluma la administración munici– pal. Su e tablecimiento es tan necesario, que aun se conserva en los gobiernos despóticos, variando los libros su nombramiento, en razón de la diversidad de principios, que los fundan. Las atribu– cione on pues, el motivo de la perplexidad, respecto de que la po– licía no tiene todavía bien deslindada su provincia. Unas veces se entremete en .las funciones judiciarias, y otras, no atina con las de r:;u instituto, como acontecía en la Constitución española; ya vimos convertirse los hombres buenos en abogados, ya disputar jurisdic– dón los alcaldes, ya hacer honrados almotacenes a los regidores, ya acordarse del ayuntamiento, cuando se trataba de molestar la ciu– dad, y ya olvidarse de su existencia, cuando su voz era más nece~ saria. Este es el defecto de las declaraciones que se hacen a medias en política, y de la inexactitud, con que se fijan las obligaciones, y prerrogativas de una institución. Concluyo, pues, de todas las indicaciones precedentes: . 19 que nuestra constituci 'n, divida rigorosamente los poderes; que los en– laze, y juntamente dote a cada uno de la aptitud, y energía nece– sarias, para obrar bien, y nunca mal; y que, si pretendieren lo último; cada esfuerzo sea un nuevo favor a la libertad. 29 que el derecho de ciudadanía sea con tantemente preci a emanación de la utilidad omún, y de ]a libertad de cada miembro." 39 que la decla– ración de aquellos derecho , cuya inteligencia, puede er perjudi– cial, lleve siempre explícito su sentido; y que induzca al bien del común, si se apetece gozar de ellas plenamente. 49 que las elec– ciones populares jamás se con iertan contra la cau a públi a, y que iendo la explicación de la soberanía popular, sean el regulador de la base representativa. 59 que las municipalidades, sean las cabezas

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