Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

372 AUGUSTO TAMAYO VARGAS ~ CESAR PACHECO VELEZ de su comunidad o familia respectiva; y que, al sancionarse sus ofi– cios, se tenga presente, que esta administración es el órgano del pueblo. Ahora bien ¿cuáles son los medios de reducir a práctica estas observaciones? Al congreso. toca resolverlo, como que en su sabi– duría, y probidad, esta reservado el detalle de la magna carta, cu– .yas augustas páginas van a hacernos felices . Yo solo diré, convir– tiendo de nuevo mi atención al capítulo de los poderes, (por q·ue de su organización depende nuestra libertad) "que la oposición de toda la naturaleza tiene _a toda la naturaleza en paz"; y que, no habiendo otros materiales, para esta obra, que los que subministra la raza de Adán, toda precaución es poca. Pero, ya importa pasar de consideraciones generales al modo especial de establecer nuestra república, en la inteligencia, de que estoy muy distante de dar lección a nadie. Propongo, mi opinión como uno de tantos, y porque me parece ~comodada a nuestro es– tado. He dicho ya otra vez, que no poseo ni luces ni talentos, y que, solo el amor a mi patria, pudiera compelerme a tomar la pluma. Discúlpeme, pues tan noble estímulo. "Debemos creer, decía el inmortal instituidor de lo Estados Unidos, debemos creer, que un gobierno central, sostenido por la concurrencia de gobiernos locales, y sabiamente combinado con ellos, puede ser adecuado para nosotros; hagamos francamente la prue– ba". Concibo, que puntualmente nos hallamos en el caso, porque, no queriendo, ni conviniéndonos rey, la razón aconseja, que sigamos un sistema, que, al paso de ser congruente con nue tros votos, ha sido probado por una larga experiencia en la misma América. Washington tubo que luchar con casi todos los sabios de su país; sin embargo, se propuso un ensayo, y le ha salido, cual se ve. Po– demos, pues, esperar igual suerte, hagamos la prueba. Bien conozco, que al proponerla, dirán muchos: "federalismo, federación; no conv.iene, ha probad muy mal en otras partes: esto es formar pequeñas repúblicas". Ya se ve, en conduciéndonos por lo que otros dicen, nunca avanzaremos nada. Parece, que al llama puro federalismo el sistema indicado, confundimos el modo con la sustancia; porque la federación jamás ha sido por sí forma de gobierno separada de las que hasta el día se conocen; ni los Estados Unidos, dejan de ser la república má céle r del mundo, por ser su extructura federal. Repitamos las palabras: "un gobierno cen... tral sostenido por la concurrencia de gobiernos, locales y sabia– mente combinado con ello ". Conque, no tratamos de la indepen– dencia absoluta de las provincias, respecto de su metropoli, ni de fundar otras tantas repúblicas de cuantas provincias xisten en el

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