Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión
¡• 378 AUGUSTO TAMAYO YA>RGAS - CESAR . PACHE.CO VELEZ ¡Quiera el Arbitro de las naciones, que al recibir el Perú ca– rácter tan augusto de boca de sus representantes, reciba también el eficacísimo poder de hacer e, si posible es, en un día Próspe1 o, Feliz, y, Grande al abrigo de la Libertad, y la Justicia, cuyas luces brillan siempre como las del padre de los Incas a la hora en que les aceptaba sus solemnes cultos! Acuérdese cada diputado durante . su legislatura: que la infamia o la gloria le esperan infaliblemente: que todo el mundo está sobre sus más pequeñas operaciones: que sus nombres van a comparecer ante los siglos mas remotos en el Volumen que nos den: que la alma de todo el Perú ha venido a re– levar la suya, mientras exista el Congreso; y la obra es consumada. En el entretanto, urgido con la premura del correo en medio de las ocupaciones que hacen mi afanosa subsistencia, me despido de V. reiterándole los sentimientos etc., S. S. S. Q. B. S. M. El Solitario de Sayán.. (Del Correo Mercantil Político· Literario de Lima, qe 6 de setiembre de 1822). 260 NOBLEZA* Si se consulta el sentido común se conoce fácilmente que la no– bleza no se ha establecido sino para honrar al mérito. Se ha que. rido con ella estimular el amor propio, recordar el deseo de la gloria, e impulsar al ciiidadano a acciones brillantes, cuyo efecto ventajoso pudiera beneficiar la nación. En el princípio de los imperios todos los hombres confundidos igualmente en la mi ma clase, no se ele-• vahan sino por el esplendor de sus altos hechos. Dignos de manera, ocupaban las primeras plazas del E tado, y las plazas los ennoble– cían. Tal es el origen de la nobleza. Fué una distinción inherente a los empleos. Después se creyó útil hacerla hereditaria, y colocar en una clase privilegiada, con el título de noble , a los hijos de los que habían ocupado el empleo a que se había unido una distinción. Juzgaron que serían dignos herederos de las virtudes de sus padre~, y que también harían grandes servicios al Estado. El resultado fué siempre contrario a estas esperanzas; pero la nobleza quedó esta– blecida. * Artículo atribuido a Sánchcz Carrión, y publicado con el p udónimo de EL PATRICIO, en el N'? 25 de La Abeja Republicana, corre pondicntc a octubre 27 de 1822.
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