Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión
384 AUGUSTO TAMAYO VARGAS - CESAR PACHECO VELEZ trumentos de la futura tirania doméstica, como que son los mas empeñado en hollar su propios fueros, en inutilizar con sus par– ticulares afectos las instituciones nacionales; originandose de aqui el mal exemplo, y preparandose el fermento de la anarquia. Desengañemonos, pues, la rigurosa observancia de las leyes es e] único medio tanto mas dificil, cuanto equivocadas son las ideas que suministra el genio de la revolución. Alterado el órden, todos se creen con talentos y con fuerzas para reformar abusos; cada uno se considera embiado para este importante negocio, y sin exa– minar sus propios defectos, sus preocupaciones, alla va un tiro re– generador. Alarmanse luego las pasiones conviertese en interes propio, no el de la comunidad, sino el de los despotas, y he alli a un estado en peor situación que la que antes tubo. Y si esta no fuera una verdad ¿como era posible, que los tiranos triunfaran en los mismos dias, a la hora misma en que los pueblos pelean por ser libres? Las leyes suelen estimarse de ordinario como un freno que res– tringe el goze de los derechos sociales, en una palabra, que q·uebranta la libertad; cuando propiamente hablando, no son más que los víncu– los entre la libertad, y la indispensable necesidad de disfrutarla. De manera, que mientras mas se empeña el ciudadano en cumplirlas, tanta mas porción de libertad le cabe. Porque, la misma ley natu– ral, de donde deben emanar todas las demás para ser justas, solo reprime lo que es opuesto a la verdadera libertad; no pudiendo ex– plicarse de otro modo, como un atributo esencial del hombre esté encontrado con la inmutabilidad de la voluntad de Dios. Hablemos más claro, la felicidad del hombre es el resultado practico de la ley; y todos quieren ser libres para ser felices. De que sigue, que e tablecida una sociedad, y dado por los socio. el poder de legislarla, no les queda otro derecho que el de examinar prolixa y detenidamente: si estan consultados sus verdaderos inte– reses, si la comunidad será feliz bajo tales instituciones o si por abuso de los apoderados se ha omitido lo mejor: absteniendose de toda queja, entretanto no se haya hecho este maduro examen; pues seria una injusticia decidir sin conocimiento de causa. Infierese tambien, que a los padres de la Patria, a los qu están llamados por los pueblos a la ublime función de la legi !atura, cumple una meditaci 'n profunda, un ardiente deseo de acertar, una circunspección hasta en lo mas indiferente, un estudio extenso de las necesidades y ventajas del país, y sobre todo, un animo gene– roso para sacrificar us id as al pod r de la razon, y una fortaleza incontrastable para sostener la verdad y la justicia. Entonces si, que escandaliza la infracción de una ley, y alarma a todo los ciu-
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