Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION 391 Si: la esperanza de darse una patria, de ser dueño de su suelo, de ser autor de su usos y costumbres, de no recibir la ley de nadie, y sobre todo, la incomparable gloria de ser libre, deben auyentar el temor y disipar las tetricas reflexiones que dicta la apatia. La mas ligera omision en este caso es tan culpable como la que tendria un hijo que desamparase a su madre moribunda, teniendo entendido de que por solo su influjo volvera a la vida. ¡Perezca el infame que no sale al campo en presa de tiranos ! ¡Exale su pestífero aliento alla en l~s calabozos de una eterna es– clavitud! ¡Váyase de nuestro seno, y colmese de infando opróbio, empujando la sangrienta mano de los usurpadores, para que con tal ayuda entierren su puñal en nuestros pechos. !! Número II EL TRIBUNO DE LA REPUBLICA PERUANA Del Domingo 1? de Diciembre de 1822. 264 CONSIDERACIONES SOBRE LA DIGNIDAD REPUBLICANA Ya estamos constituidos bajo un gobierno popular representa– tivo, ó como uele decirse, Republi cano. Ya oimos por todas part es esa voz encantadora, que en otros tiempos hizo prodigios, rehacien– do el valor en los conbates, sosteniendo la constancia en la adver– sidad, y exaltando las mas eminentes virtudes en medio de la abun– dancia nacional. Ahora bien ¿ correrémos nosotros igual suerte? ¿producirá nuestro suelo Aristides, · Catones y Brutos? Resuelvalo la experiencia, y por lo que estamos viendo, meditemos. Ningun gobierno es de cierto mas congruente con los interese.:; públicos que el que hemos adoptado. Con el se concilia la soberanía natural de cada socio; se a eguran eficazmente los dereéhos im– prescriptibles ; se consolidan los que inmediatament e nacen de la reunión civil, y mantienese en continuo ejercicio el poder nacional respecto de sus primeros elemento . Mas claro, el istema republi– cano, tal como existe en nuestras instituciones, es el único aplica– ble al régimen social, el único capaz de reducir a practica las sa– crosantes clausulas, con que los hombres estipularon sugetarse a la v-oluntad general, y el único que frustra los ardides del despotismo, y pone en desconcierto los siniestros principios de una política rastrera. Gobernar, no es mas que mantener en arreglo una masa de hombres, voluntariamente sugeta a las leyes, sin contrariar jamas

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