Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión
20 AUGUSTO TAMAYO VARGAS - CESAR PACHECO VELEZ La ley reglamentaria de elecciones de diputados a congreso, a senado, y a departamentos y municipio es, esclusivamente, obra de Carrión a quien la comisión le encargó. Ella no tiene ni el trabajo ni el mérito de la constitución política. Pero es perfecta en su clase; y hace honor a la pluma que escribió sus capítulos. La comisión de con titución hubiera sido, sin duda, la más importante y honorífica de todas las que tuvo, si no se le encargara, después, la de ir a presentar, en Guayaquil, los votos del Perú que libraba toda la esperanza de su restauración en los esfuerzos perso– nales del héroe de Colombia. Hará siempre honor al congreso haber acertado a tomar la única medida que quedaba para salvar el país; la de llamar a Bolívar. Y hará siempre honor a Carrión haber ido órgano del congreso en la gran conferencia diplomática de que nada menos resultó, que la anarquía que había abierto en Trujillo su formidable boca, y amagaba engullirsenos; y la caída del coloso, que aunque había recibido tantos golpes mortales en las demás secciones de la América, aun tenía sentado un pie sobre el territorio del Perú. Carrión tuvo la gloria de traernos a Bolívar que se prestó mag– nanimo a venir, para cortar con u mano nuestras diferencias domés– ticas; arreglar nuestros negocios, y dirigir nuestros combates. Y Bolívar que, en los días de su viaje, penetró el fondo del alma de Carrión, tuvo la satisfacción de contar, antes de venir al Perú, con una de las columnas principales que debían sostener el edificio que venía a levantarle. La aparición de Bolívar en nuestra costa bien hadada, fué la del iris benéfico, que calmó, con su presencia, la tempestad política que habían excitado, entre nosotros, con u vio– lento choque, las pretensiones rivales de Riva Agüero y Torre Tagle. La impresión que recibió la playa del Callao al fijar, en su arena la victoriosa planta el triunfador de cien batallas, se dejó sentir muy luego, hasta la antigua corte de los hijos del Sol. La Serna tembló en el Cusco, y Cantcrac en Huancayo: el poderío regio comenzó a hacer oscilaciones; y la arbitrariedad peninsular vió acercar e, con Bolívar, el fin de su dominación. El cambiamento del Callao debido a las maniobras del pérfido Moyano, influyó directamente en los progresos de la guerra; y paralizó, algún tiempo, las operaciones del Libertador. Se hallaba en Lima arrión cuando aqu lla desgracia. Y enton– ce él se decidió a correr ent ramente la suerte de la patria; a om– pañándola hasta el fin, para partir su peligros, y ubir con ella hasta la gloria, ó sepultarse entre sus ruinas. Con este gran objeto se dirigió a Pativilca donde encontró a Bolívar abriendo la campaña que acababa de cerrarse en Ayacucho, con tanta reputación d la'
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