Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

22 AUGUSTO TAMAYO VARGAS - CESAR PACHECO VELEZ fune ta que era. ¡Ojalá que él no fuera tan infatigable en el trabajo, para que no bajara al sepulcro en edad tan temprana! Nos hubiera sido menos útil en el corto tiempo que administró nuestros negocios, pero e e tiempo durara; y la utilidad perdida se desquitaría con ventajas. Verdad es que cuando marchó para la Sierra, ya llevaba, consigo, el germen de la muerte. Pero ese germen ominoso se hubiera desenvuelto más tarde, si, además de las fatigas de la marcha, no le hubieran fecundado las tareas del bufete. La providencia, que tenía apuntado, en los libros eternos de los muerto;:;, el día señalado para quitarnos a Carrión, (¡Quién hubiera podido arrancarles esa hoja!) se apre uró a conducirle, antes que este llegara, al vértice de la gloria. Contaba apenas treinta y ocho ~tños de edad, y era ya el decano de la corte suprema de justicia, y el vicepresidente del con ejo de gobierno. Qué más tenía que ser? Nada. Llegó al meridiano de su brillante carrera: y, a manera del astro que preside a los días, corrió para su ocaso. La muerte creyó a altarle. Pero, ¡cuándo asalta a un hombre q·ue vive una vida religiosa, y que novela su conducta por la ley del evangelio! Su muerte ha sido entida por todos los buenos. Y, i el luto de los vivos llega a la noticia de los muertos, Carrión habrá tenido la satisfacción de saber el lugar preferente que ocupaba en el corazón de los peruanos. Su cadáve · fué disecado por don Cayetano Heredia, quien en– contró en el hígado, el principio fatal de la de gracia que lloramo . Son muy dignas de notarse las palabras con que el hábil profesor concluye el informe que hizo al gobierno sobre el triste resultado de sus operacione anatómicas: "Al terminar (dice) e te informe, séame lícito asegurar a V. E. que, si alguna vez me ha ido amargo el cumplimiento de mi deber, ha sido hoy que, cubierto de luto que tan justamente llevan los patriotas por la gran pérdida que acaba de hacer el Perú, he tenido que recorrer un cuerpo vivificado en otro tiempo por el alma vasta de uno de los primeros per on je que han honrado nuestra revolución. Sus virtudes y talentos le elevaron al último escalón de su arrera. Su memoria durar' a la par que las libertades sud americanas de que fué el más celoso atleta. ¡Plegue al Cielo que mi ministerio no me comprometa jamás a reiterar observaciones sobre ciudadano tan aros a la patda, tan caros a mi corazón!". Dos veces fué marido el difunto Ca1-ri6n. Despué de la muerte ia timo a de la señora doña Josefa Dueñas, casó con la s ñora doíia Mercedes Dueñas, hermana de la anterior, y tan digna como ella de ser la e. po a de arrión. Cuatro frutos nos quedan de . u tierno."

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