Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

ú92 AUGUSTO TAMAYO VA1RGAS - CESAR PACHECO VELEZ grava sobre ellos; y que son imitables las disposiciones generales, cuando el ejecutor de las leyes no se toma el trabajo de celar su cumplimiento con la especificación de los casos particulares. El gobierno de las provincias queda depositado, conforme al espíritu de la Constitución, en ciudadanos que han sido el corazón de los pueblos. Por la circular de 9 de julio, repetida en 2 de agosto, los pre– fectos e intendentes se han elegido por el voto público, habiéndose adoptado estas reglas en todos los puntos que no han sido inme– diato teatro de la guerra, o paso del ejército en que era indispen– sable nombrar comandantes militares, que se separaban tan pronto, cuando la esfera de actividad variaba de posición, quedando los pueblos de la espalda en su actitud pacífica. La medida ha corres– pondido a su objeto. Las provincias están contentas con sus ele– !ddos, y éstos, reconocidos a la confianza púbica, se desvelan por desempeñarla. A lo menos, en todo el departamento de Trujillo, donde tiempo ha tuvo lugar aquella disposición, no se ha ofrecido al Gobierno motivo alguno de desagrado o arrepentimiento. Y apenas podrá creerse, que en una época tan borrascosa se haya ob– servado regularidad y armonía, entre los depositarios de la auto· ridad administrativa. Desde el Prefecto hasta los últimos que ejer– cen cargo concejil todos se han mantenido en el límite de sus atri– buciones; advirtiéndose en varios departamentos el orden progresivo de las autoridades que exige la Constitución, y en algunos, como en la de Jauja, bajo la demarcación precisa del territorio, habién– dose pedido a los prefectos las noticias necesarias para plantearlo en los demás departamentos. No ha faltado, es verdad, uno que otro intendente y goberna– dor, que~ abusando de su autoridad, hayan vejado a los ciudadano ; ellos han sido removidos y acusados, y algunos de estos procesos penden en la Corte Superior de Trujillo, y en la de ese departamen– to; porque, señor, una de las cosas que más ha excitado el celo de S. E., aun en medio de las circunstancias apuradas de la gu rra, ha sido el buen tratamiento de los pueblos, dando un ilustre ejército que, o por una suma escrupulosidad en el servicio, o por violencia, ultrajaron alguna vez a la ' autoridades civiles. No sé, pues, si tenga que reclamar alguno de la impunidad de los j uece o de otra clase de funcionarios; porque sólo ha tardado en proveerse de re– medio, cuanta ha sido la demora en llegar el mal a noticia del Gobierno. Yo citaría un horroroso escarmiento ejecutado en uno <le los cuerpos más queridos _del "Libertador" ; pero bastante no.. torio es en el departament de Huamanga,

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