Los ideólogos: José Faustino Sánchez Carrión

602 AUGUSTO TAMAYO VARGAS - CESAR PACHECO VELEZ con cuyos fondos se proveyó a las necesidades de multitud de emi– grados pobres, hasta mediados de diciembre en que fueron regre– ·ando a la capital. Fij do S. E. en ella, y establecido el Gobierno, dirigió sus miras a todos los ramos administrativos. El Ministro de Hacienda y el de Guerra y Marina, informarán al Congreso por lo respec– tivo a sus departamentos; que por lo que toca a mi cargo, tengo la satisfacción de anunciar a la Soberanía Nacional, que el poder judiciario está organizado en todas sus relaciones, y cumplida en esta parte, con toda la exactitud la Constitución, se han nombrado los jueces de paz y los de dere~ho; establecídose la Corte Superior de Justicia, refundiéndose en ella la denominada Alta Cámara, y últimamente la Suprema con sus respectivas dependencias, y bajo la regla de no haber designado sino los individuos muy precisos para esta administración. Los escribanos y demás agentes subalterno .se han reducido al número muy nece ario; declarándose a los primeros el carácter que les corresponde como depositarios de la fe pública. Cuáles hayan sido los efectos de la contracción del Gobierno a estas espe– cies de tareas, en menos de cincuenta días, están de manifiesto en la "Gaceta Oficial". Se han transigido muchos negocios mediante el juicio de paz; y ha habido día en que la Corte Superior no ha tenido causa que librar. La mayor parte, mejor dir', la ejecución ha sido de todos los funcionarios: pero la economía interior ha de– pendido de las repetidas órdenes que se publicaron después; siéndo– me indispensable hacer presente al Congreso, que el régimen dicta– torial ha economizado, en cuanto le ha sido posible, la práctica de arreglarlo todo por decretos; pues sólo ha dictado los necesarios, haciéndose lo demás por meras órdenes, método que, al paso de dig– nificar al Gobierno, activa la marcha de las instituciones. Y aquí es conveniente, señor, observar que una de las tareas más árduas i preci as, es hacer práctica la separación de lo negocios que no per– tenecen a la administración suprema. No hay asunto, por ridículo que sea, que no se eleve y someta a ésta; avesados, bien los quere– llantes, bien los otros que litigan, bien los pretendiente , a este mé– todo de encaminar sus pedimentos, saltan las autoridade interrne~ dias, hacen ilu orias us providencias, y desvirtuados, digámoslo aRí, los funcionarios subalternos con la acumulación de estas transac~ ciones al cuidado del Jefe Supremo, después de pervertir e el orden, tiene que hacer todo aquel para darle el carácter de respetabilidad. Más se han adoptado recurso~ tan eficaces, que de día en día se va viniendo descargando el Gobierno de lo que no está en sus atribu-

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