Los ideólogos: José María de Pando

CARLOS ORTIZ DE ZEVALLOS PAZ SOLDAN 97 mesclado con las maquinaciones que hayan podido producír los sucesos de Chiloe, el Gobierno peruano lo ha ignorado absoluta– mente hasta que fué publicado en los periódicos; y que los princi– pios que profesa le hacen mirar con horror cualquier intervencion de tal naturaleza en los negocios domesticos de una potencia ex– trangera. Esta protesta debe ser creida: pues ninguna considera– ción exciste que pudiera inducir a hacerla, si el Gobierno hubiera tenido la mas leve influencia en desastres que considere como tras– cendentales a todas las sociedades. El Perú solo ambiciona consolidar sus instituciones a favor del reposo y del orden público. Conocedor de sus derechos, desea a vivamente que sean respetados, y sabe que p. lograrlo necesita a respetar los agenos. Sus recursos son suficientes p. existir con decoro, si obtiene la paz y la recta organizacion política ¿y como obtendría estos preciosos bienes si tratase de alterar el orden de uno de sus vecinos, dando el fatal ejemplo de la intriga, de la desobediencia? Ningun punto de contacto tiene el Perú con Chile que pueda introducir rivalidad entre uno y otro; ningun interés privado que pueda preponderar sobre las maximas de justicia y de equidad. r Su conveniencia propia le dicta que deben vivir enlasados p. vinculas de amistad, cultivando los dulces frutos de la paz y del comercio. La prosperidad de Chile no puede jamas dañar al Perú. ¿Sería r este tan insensato o tan inicuo que le desease desgracias p. un puro efecto de corrupcion gratuita? Absurdo sería esta suposición. o Asegure V. s. pues al Gob. de Chile que deseamos cordial- . r mente su felicidad; que anelamos p. que se constituya soli– damente sobre la base de los verdaderos principios sociales san- r cionados p. la experiencia; y que nos hallamos mui dispuestos a celebrar todos aquellos pactos que sean capaces de establecer las relaciones de un pais con otro sobre un pie estable y reciproca- lllente ventajoso. A este fin debe concurrir la franqueza en la correspondencia o de un Gob. con otro, y la generosidad de no permitir que escri-

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