Los ideólogos: José María de Pando

164 JOSE MARIA DE PANDO o tal vez de ninguna fortuna despues de entera– do el primero o primeros instalamentos para lo cual siempre se toman sus medidas, para los sucesivos se empiezan a experimentar retardos, o quiza se paralisa enteramente el negocio por que no ha habido suficiente numero de accio– nistas, o por que se han retraido los que se pre– sentaron al principio y el contratista no es ca– paz de llenar el deficit. Llegado este caso o es menester rescindir la contrata al cabo de mu– chos pasos y diligencias o darla por concluida en aquel estado despues que se han pagado algunos dividendos por entero careciendo el Go– bierno contratante de los auxilios con que con– taba, obtenido el total del emprestito, y vien– dose si continuan sus necesidades en la preci– sion de celebrar otro nuevo y de procurar por varios actos lo que hubiera conseguido por uno solo; con aumento de gastos que regularmente son siempre los mismos sea cual fuere la can– tidad que se reciba; y sobre todo con descredi– to, el que no sigue tanto a la suma adeudada cuanto al numero de los adeudos. Agregase que no reconociendose por legal en este reyno el in– teres que pase de un cinco por ciento en que estan comprehendidos los que se suelen esti– pular en los emprestitos, crecen los embarazos para toda transaccion sobre lo principal y inci– dencias de esta clase de asuntos por estar des– tituidos de la protección que de otro modo les prestara la autoridad publica. Por lo que hace a los motivos que hacen entrar como contratistas de un emprestito a per– sonas insuficientes para ello, es visto que sin ser menester ocurrir a las arterias de la mala fé las cuales no son bien conocidas sino a aque– llos que las practican, basta para acometer la empresa el aliciente de las grandes utilidades que saca un contratista en cuanto tal, y la se– ducción de la esperanza acerca de que el cre– dito del pais en cuyo favor se abre el empresti– to proporcionaria los necesarios accionistas,

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