Los ideólogos: José María de Pando

198 JOSE MARIA DE PANDO considera tal, hasta que recibe su carta de llamamiento: siendolo tiene derecho a que se le paguen sus honorarios. El Sr. Ministro de Relaciones Esteriores del Perú no puede ignorar esto. Tambien debe estar instruido por la correspondencia que ha pasado entre aquel ministerio y nosotros, que la carta de llamamiento se espi– dio en Lima a 10 de Diciembre de 1824 y la recibimos nosotros aqui el 15 de Abril de 1825. Por este principio y no por el que indica la Contaduria de haber rendido nuestras cuentas en 6 de Abril; por las razones que tenemos sometidas al Gobierno, y que con alta satisfaccion, veo parecen justas a V. S. S. nos juzgamos el Sr. Pa– roissien y yo con derecho a reclamar nuestros honorarios hasta la época señalada en nuestra cuenta. - Por lo que hace al 2do. repa– ro, el del pago de la comision sobre el emprestito, nada contestare. Supuesto que el Gobierno no admite el ejemplar de otros que han concedido aquella gracia a sus ministros, ni tampoco la declara– toria hecha por el Fundador de la Libertad del Perú, acerca de su intencion y promesa de abonarnos igual comision a la que conce– diesen otros estados americanos, me someto a la resolucion del Gobierno del Perú. - El tercer reparo que hace el Sr. Contador, Y se versa sobre el cargo hecho al Gobierno de 160 pesos por costo de transporte de algunos efectos de la Legacion, es justo, habien– dosenos dado a nuestra salida de Lima 8,000 pesos sin calidad de reintegro para subvenir a nuestros gastos de viaje hasta Europa, ha sido ciertamente error el hacer aquel cargo al Estado. - No así por lo que mira al reparo 4to. el cargo del coste de varios papeles remitidos al Gobierno y otros gastos pequeños hechos por su cuen– ta. Nuestras instrucciones nos facultaban para ello. - El Sto. Y ultimo reparo de la Contaduría es relativo al cambio, o sea el pre– cio a que debe reducirse el peso americano a libra esterlina. El Sr· Contador, al observar que debíamos cargar al Gobierno éB4,800 en vez de 6,000 por nuestros honorarios y 800 en lugar de 1,000 por los del Secretario se funda para esto en no se que dato que el dice estar universalmente admitido, acerca del valor que la moneda de America tiene en Londres; y parece que no tuvo presente nuestro oficio al Gobierno N? 71 en virtud del cual hemos hecho uniforme– mente el cargo de honorarios. A haber tenido a la vista aquel ofi– cio, o al menos el N? 182 en que damos al Gobierno explicacion so– bre cada una de las partidas de nuestra cuenta, no habría podido sentar que no notaba desproporcionar e irregularidad en algunas partidas de ella respecto de otras; antes bien habria hallado que el cambio estaba siempre calculado con uniformidad, o por mejor decir, que previendo nosotros lo mismo que está sucediendo, pro– pusimos se fijase para los honorarios una suma que no estuviese

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