Los ideólogos: José María de Pando

CARLOS ORTIZ DE ZEVALLOS PAZ SOLDAN 223 tan humilde que ofenda el decoro del empleo. Este gasto pues, por lo que tengo calculado, no podra hacerse con menos de 800 s a 1000 p . , esto es, para vivir muy economicamente. Por otra parte el alquiler de las casas es tan caro o mas que en Lima. La que provisionalmente ocupo, me importa, con unos s pocos muebles, sesenta y cinco p . mensuales, y no tiene mas que dos estrechas habitaciones. Las asistencias a la Corte son igualmente, bien costosas, ya que por la decencia del vestido, como por el gasto del carruaje. Nadie concurre a pie, y, una de dos, o es preciso comprarlo, o al– quilarlo. Yo me encuentro en el caso de preferir lo 2<?, y aun asi, tendre que sufrir al cabo del año un desembolso considerable - las funciones son aqui muy repetidas, y el alquiler de una calesa, aunque sea por media hora, cuesta cerca de cuatro pesos. Ade– más hay otro gasto de igual naturaleza que también es casi im– presindible- Hablo de las visitas que se hacen a los miembros de la familia imperial, y los dignatarios del Imperio, por diferen– tes motivos de placer o de pezar- La etiqueta de esta Corte es insoportable, mas el no seguirla como los demás, seria también hacerse odioso, y atraerse la censura pública. El mantenimiento tampoco es barato- Se asegura que en este último año ha subido de precio mas de un 50%- Esto no es estraño, atendiendo al aumento considerable que diariamente tie– ne la población con los estranjeros, y al abandono en que ha caido la agricultura por consecuencia de la grra. con Buenos Ayres. A todos estos gastos se agregan otros que, omito por no mo– lestar la atención de V. S., permitiendome, por conclusión, la li- s s no bertad de decir que los 4 D. p . (cuatro mil p . ) que el Gob se sirvió asignarme anualmente, no alcanzan, como tengo demos– trado, para vivir en esta Corte en el rango a que S. E. se sirve ele– varme. Puede ser que hayan otros ajentes estranjeros que tengan menos sueldos que yo; pero estos, mas bien cuentan con los emo- tos lum . que les deja el Comercio de sus naciones con este país que, a las veces ellos solos bastan para hacer la fortuna de un hmbre: al paso que yo, a lo menos por ahora, no puedo lisonjearme con esta esperanza, por no estar aun establecido el Comercio entre el Perú y el Brasil.

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