Los ideólogos: José María de Pando

362 JOSE MARIA DE PANDO Al Señor Cristóbal de Armero Encargado de Negocios de Colombia Señor He recibido la nota que se sirvió V. S. dirigirme con fecha de 16 del corriente y me apresuro a contestar a los dos puntos a que se contrae. Despues de la imprevision inexplicable con que el Gobierno de las Provincias Unidas del Rio de la Plata provocó la guerra con el Imperio del Brasil, nada podia hacer que fuese tan juicioso pa– ra repararla, como someter la cuestion al arbitrage del Gobierno de S.M.B.; cuyo honor, e interes evidente, en concepto del Gobier– no del Perú, no pueden conciliarse con la idea de permitir a la España la recuperación de las Provincias de la banda oriental, aun cuando se hubiese celebrado ese Tratado, que V. S. cita, entre los Reyes de España y de Portugal, de cuya existencia duda mi go– bierno con mucho fundamento. La Gran Bretaña, que preve va a terminar su influencia sobre el gavinete de Lisboa, sostiene y protege, por razones muy obvias, a su hechura el Imperio del Brasil. Y es muy natural que si acep– ta el papel de arbitro, incline a favor de este fiel de la balanza: o estipulando que conserve la banda oriental, o que la restituya me– diante el pago por parte de las Provincias Unidas, de 16 ó 20 mi– llones de pesos que se dicen gastados durante la ocupación de aquella. Lo mas probable es que el Imperio se mantenga en posesión de lo usurpado, sin pensar en retrocederlo a la España, y que esta usurpacion sea duradera, si el Brasil se mantiene tranquilo bajo el regimen de sus nuevas instituciones. Pero las Republicas que estan para confederarse, mediante la instalación de la Asamblea General del Istmo, no podran mirar con indiferencia este estado de cosas. La opinion de mi Gobier– no es que ella, prescindiendo de la estraña conducta del Gobierno de las Provincias del Rio de la Plata, debe practicar cuantas ges– tiones esten a su alcance para inspirarle confianza -para enten– derse amigablemente con el Brasil en calidad de Potencia Neutral en nuestra contienda con España,- y para tratar de asumir entre los beligerantes del Rio de la Plata, el honrroso papel de media– dor, o sola, o en unión con el Gobierno de S.M.B. En este sentido se han extendido las nuevas instrucciones que se transmiten a los Plenipotenciarios del Perú en la Asamblea ge– neral.

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