Los ideólogos: José María de Pando

36 JOSE MARIA DE PANDO efecto la parte onerosa para el Perú, mediante la entrega inmedia– ta de los mencionados puertos y territorios. 3:> Por que se nos obliga á renunciar el derecho mas justo y evidente que jamas ha asistido á Na.cion alguna, es, á reclamar indemnizaciones por los inmensos gastos hechos en una guerra larga y desastrosa, cuyo resultado ha sido arrojará los Españoles de las provincias del Alto– Perú (donde bien pudimos haberlos dejado tranquilos poseedores) y darles la existencia política, cuyo primer acto se puede decir que ha sido desconocer este beneficio, y negar la obvia compensacion que reclaman a la par la justicia y la gratitud. - El Perú no ha solicitado un favor; ha reclamado el pago de una deuda sagrada, y las Instrucciones que tuve la honra de dar á V.S. de orden del Go– bierno, sobre este punto, son tan explicitas, ,que computan esta deuda, por un calculo ínfimo, en cinco á seis millones de pesos. - El Gobierno no puede retrogradar en esta materia sin faltar esen– cialmente á sus deberes, y cargarse con una responsabilidad muy grave. Le están confiados los intereses del Perú, los promoverá y defenderá con todas sus fuerzas: sin consentir jamas en que se crea pueda convenir en aceptar los insignificantes territorios de Apolobamba y Copacavana como indemnizacion de un credito tan considerable. A V. S. toca reanudar esta negociacion con su notorio celo y sagacidad, apurando todos los medios amistosos de convic– cion para inducir á ese Gobierno á posponer un interes precario y erroneo, para dar oídos á la voz de la razon y de la conveniencia propia. Por vivos que sean los deseos de V.S. de regresar á sus la– res, su patriotismo es demasiado puro para que no le inspire la idea de la necesidad de permanecer en su puesto por algun tiem– po mas, promoviendo la consecucion de un objeto tan importante. Las demoras que pueda sufrir esta negociacion proporcionaran á lo menos la ventaja de que se salve una grave incongruencia del Tratado de Federacion: dando lugar tambien á que el Consejo de Gobierno pueda consultar la respetable opinión del Libertador, de– cisiva en este negocio que depende de su aceptacion de la Presiden– cia, Y á que, despues de explorar las disposiciones del Congreso Y del Gobierno de Colombia, dirija al último una formal invitacion para que forme parte de la Federacion contemplada. CUalquier otro partido, como V.S. no puede menos de conocer, seria indeco– roso, Y lleno de inconvenientes, supuesto el giro imprevisto que el Gobierno de Bolivia ha querido dar á este Pacto, de cuya impor– tancia no parece estar bastamente penetrado. - Si guiado por un conocimiento perspicaz de su verdadera posicion, y de la natura– leza de una union federal, hubiese desechado ese Gobierno los in·

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