Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

TRAs LAS HUELLAS DE V1scARDo XCIX La extensa cita coloca el tema, a nuestro juicio, en su justo lugar. Aun cuando Viscardo como hombre del XVIII y en cierto grado autodidac– ta, cuya conciencia revolucionaTia madura en el clima intelectual de la ilus– traci6n italiana a la cual confluyen diversas conientes ideológicas, es un ecléctico y un pragmático, la filosofía política que mayormente gravita en él es la suareciana. No importa que, como cree Batllori, esos textos no se en– señaran ya en los colegios jesuísticos en la segunda mitad del XVIII 12 ª. Los estudios de Levene 127 , Furlong 128 , Del Oro Maine 129 , Jaime Eyza– guirre 130 y Stoetzer 131 , presentan prnebas elocuentes de la persistente in– fluencia suareciana, no empece la enemiga del regalismo borb6nico, en las Universidades de C6rdoba y Chuquisaca y en general en amplios sectores universitarios y eclesiásticos y de la utilizaci6n de la fraseología pre-revo– lucionaria francesa para encubTir las doctrinas políticas tradicionales. La expulsi6n de los jesuitas por Carlos III determina un nuevo auge entre ellos de las teorías de Suárez. Las Historias de Clavigero, de Molina y de Velasco y la misma Carta de Viscardo, por citar a los cuatro jesuitas ame– ricanos de mayor Tenombre literario, así lo probarían a juicio de Stoet– zer 182. Giménez Femández señala en las notas que anteceden a ~u edición de la Carta los puntos de convergencia de las doctrinas suuecianas y la terminología rousoniana, los elementos de la interpretaci6n liberal de la his– toria de España y aquellos otros que responden a una concepci6n tradicio– nal. Entre otros varios que podrían citarse, el texto siguiente ilustra elo– cuentemente el eclecticismo viscardiano: "Si como es triste nuestra condición actual fuese irremediable, sería un acto de compasión el ocultarla a nuestros ojos; pero teniendo en nuestro poder su mas seguro remedio, descubramos este horroroso qua– drn para considerarlo á la luz de la verdad. Esta nos enseña, que toda ley que se opone al bien universal de aquellos para quienes está he– cha, es un acto de tiranía ... 1 ªª· 126 El abate Viscardo ... , p. 147. 121 Ricardo Levene, El mundo de las ideas ... , pp. 25 y ss. 128 Guillermo Furlong S. J., Los jesuitas y la escisión del Reino de In– dias, Buenos Aires, S. Amorrurtu e hijos, S. A., 1966. Furlong dedica todo el primer capítulo de su libro (pp. 29-78) a Francisco Suárez "el filósofo de la emancipación hispanoamericana". 129 Atilio Del Oro Maine, La emancipación americana y los jesuitas, en Los orígenes de la tradición colonial y el cuarto centenario de la Compañía de J~ús, Buenos Aires, 1942. 1so Ideario y ruta de la emancipación chilena, Santiago de Chile, Edi– torial Universitaria, 1957. 131 O. Carlos Stoetzer, El pensamiento político en la América españo– la durante el período de la Emancipación (1789-1825), Madrid Instituto de Estudios Políticos, 1966, v. I, pp. 63-166. , l82 !bid., p. 83. isa p. 4, párrafo 2Q.

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