Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

e CÉSAR PACHECO VÉLEZ La crítica de Viscardo del monopolio económico de los comerciantes primero de Sevilla y luego de Cádiz, constituyen a juicio de Giménez Fer– nández, una habilísima interpretación de la doctrina escolástica del justi– precio. Y la doctri na de la dignidad de la persona humana como funda– mento de la sociedad y del Estado, que viene de Santo Tomás y de Suá~ rez y constituye el núcleo esencial del 1 pensamiento social de la Iglesia, se expresa nítidamente en Viscardo cuando afirma: La conservación delos derechos naturales, y sobre todo dela libertad y seguridad de las personas y haciendas, es incontextablemen– te la piedra fundamental de toda sociedad humana, de qualquien manera que esté combinada. Es pues una obligación indispensable de toda sociedad, ó del gobierno que la rep resenta, no solamente res– petar sino aun prntcger eficazmente los derechos de cada individuo 1 3 4 . Viscardo expone dramáticamente el caso de la expulsión de los cinco mil jesuitas de España y América como un caso de flagrante violación de la seguridad pública. Y, más grave aun, el hecho de que tal medida se haya consumado sin mediar explicación alguna que la justifique: ' i el gobierno se ere obligado á hacer renacer la seguridad pú– blica, y la confianza de la nación en la rectitud de su administración, debe manifestar, en la forma jurídica mas clara, la justicia de su cruel procedimiento. . . Y en el int ervalo esta obligado á confesar el cri– men que ha cometido contra la nación, violando un deber indispensa– ble y exerciendo una implacable tiranía" 1 3 5 . Y en seguida hace, a juicio de Giménez Fernández, un<l¡ terrible ÍOT– mulación de la doctrina agustiniana condenatoria de la insensibilidad social ante la injusticia contra el projimo que mas recientemente han reiterado, entre otros, De Maistre, Vásquez de Mella y Berdiaeff : ' Mas si el gobierno se cree superior á estos deberes para con la nación; qué diferencia hace pues entre ella y una manada de a~ima­ les, que un simple capricho del propietario puede despojar, enajenar y sacrific:1f? El cobarde y tímido silencio de los EspañcYl 1 es, acerca de este horrible atentado, justifica el discernimiento del ministerio que se atrevió a una empTesa tan difícil como injusta . .. " 136 • El pacto de los conquistadores y la constituci6n política de Indias Pero mas aun que el subyacente suarrecismo revestido, como luego ve– remos, con la terminología de la filosofía política del XVIII, interesa desta- 1a4 p. 26, párrafo 29 . 1ais p. 27, párrafo 29 . iae p. 27, párrafo 39, p . 28, párrafo 1 Q.

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