Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

CXVIII C ÉSAR PACHECO VÉLEZ tan abundantes como los que vienen de Rodríguez Peña, Mariano Moreno, Varela, Somellera y llegan a M itre, Levene, Irazusta, Fudong, Mariluz Ur– quijo, Julio César González, J. J. Segura y muchos otros 173 • En Venezuela la reticencia es aun menos explicable. Viscardo apa– rece unido inevitablemente a la profusa acción revolucionaria de Miranda y los testimonios de la presencia de su Carta en los días d·e l'a independen– cia llegan al Acta d e~ 5 de julio de 1811. Carraciolo Parra Pérez en su His– toria de la p1·imera república de Venezuela (Caracas, 1939) no ni·ega la im– portancia de la Carta, líbelo menos famoso que los escritos del padre Las Casas, afirma, "pero que ha servido como éstos de fundamento al criterio histórico corriente sobre la dominación peninsular en nuestras provincias". Pero en cambio Parra Pérez cree que la motivación fundamental y más profunda de Viscardo es su "rencor de expropiado" y que la aparente causa de la ind.ependencia emeri cana apenas oculta en él su verdadero ideal po– lítico : "la restauración del sistema paraguayo y del monopolio jesuítico a los cuales dedica su mejor apología" 174 • E l climax del antiviscardismo lo representa, solitariamente, el chile– no Encina en su libro sobre B olívar (Santiago de Chite, 1957). Siguiendo de cerca a P arra Pérez, afirma Encina que "el fondo del pensamiento de Vizcardo no era la emancipación por la emancipación sino la emancipación como portada del rest ab lecimiento de la orden de los jesuitas en la América española". Y a continuación sostiene lo que ya la investigación en ese mo– ment~ había desautorizado: "Dudamos mucho que el folleto de Vizcardo haya surtido en México el efecto que le atribuye Carlos Pereyra. En Ve– nezuela, donde Miranda lo repartió profusamente, y en Buenos Aires, su influencia fue escasa, y en Chile, nula" 175 • Por lo que se refiere a Chile hemos señalado páginas arriba la posibilidad de que uno de los manuscri– tos contemporáneos de la Carta que reproducimos en esta recopilación sea precisamente de origen chileno. Y la confrontación de ese texto con los escritos de un Camilo Henriquez, por ejemplo, podría proporcionamos ele– mentos para la total refutación de Encina. Por lo demás otro notable his– toriadoI' chileno, Ricardo Donoso, ha destacado la importancia de Viscardo hasta en tres trabajos suyos 17 6. 1 73 En otro trabajo, en prensa, estudiamos la presencia de Viscardo en el Río de la Plata y en la historiografía argentina. 1 7 4 "Las Verdades Eternas de Viscardo, dice Parra Pérez, son obra de un jesuita imbuido en la idea de que su Compañía poseía en América dere– chos provenientes de su esencia misma, independientes del gobierno espa– ñol, derechos de ente internacional o supranacional, no sujeto a patria algu– na ... " (Historia de la primera República .. ., p. 162). Reconoce sin embargo, la importancia del libelo de Viscardo. 115 Cfr. nota 91. 176 El masqués de Osorno don Ambrosio O'Higgins (1720-1801), Santia– go de Chile, 1941; Persecución, proceso y muerte de Juan José Godoy, reo de Estado, Buenos Aires, 1960; y Antecedentes de la Emancipación Hispano Americana, México, sobretiro de la revista "Cuadernos Americanos", n<? 1, 1961.

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