Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

LVI CÉSAR PACHECO V ÉLEZ monian esos textos, los difíciles años finales de José Anselmo, que mue– re en 1785, de su viuda, que le sigue de cerca en 1786, y de su única hija, que fallece en 1791 20 • Precisamente el argumento de la extrema mi– seria en que se encuentra Juan Pablo en 1787, cuando con su modesta pen– sión real debe mantenerse y sostener a su sobrina, confiere un especial dra– matismo a las incesantes demandas que nunca serán acogidas. No creo que pueda sostenerse que Juan Pablo es un peticionario sistemático que exagera su precaria situación: sin "la limosna de la misa", como él• mismo lo dice, porque no ha llegado al presbiterado~ y con la carga de la viuda y la hija de su hermano, realmente debió pasar días de extrema necesidad. La ausencia de otros documentos familiares -de cartas, por ejemplo, de los jóvenes ex-jesuitas con sus hermanas y parientes de Arequipa-, no nos per– mite explicar suficientemente la conducta de los familiares que al parecer se desentienden por completo de la suerte de José Anselmo y Juan Pablo. Sobre el uso de la s y la z del apellido Yiscardo, la carta de Juan Pa– blo dirigida al gobernador del Consejo de Indias Francisco Moñino y fe– chada en Florencia el 20 de noviembre de 1797, en que aparece la firma au– tógrafa de Juan Pablo Vizcardo, y no con s, como firma en la mayoría de sus . documentos autógrafos, es una prueba de la anarquía ortográfica de ese tiempo. Como hemos indicado, del conjunto de papeles sobre las reclamacio– nes de los heTmanos hay un juego en el Archivo Nacional de Santiago de Chile, ] esuitas, Perú, y otro, menos amplio, en el Archivo General de laJ Na– ción, Lima, Hacienda. Temporalidades. Hemos trascrito la versión de estos documentos que publica Batllori en su libro, tomados del primer reposito– rio. Las cinco únicas cartas que Juan Pablo recibió en 11 años de sus parientes de Arequipa, cuyas copias adjuntó al informe presentado al Con– sejo de Indias en 1787, lamentablemente fueron devueltas al año siguiente a su apoderado en Madrid, don Francisco Ruiz Malo 21 y por tanto no han quedado en los archivos oficiales con el resto del expediente. A tal punto llegó la inexplicable conducta de los parientes arequipe– ños, que según Juan Pablo la muerte de su madre, doña Manuela de Zea, ocurrida en 1780, no les fue oportunamente comunicada por el albacea de ella~ don Ignacio Corzo, hermano de su cuñado. De esa muerte dice Juan Pablo que se entera seis años después de ocurrida, y "casualmente" 22 • Con razón podía referirse Juan Pablo en una de las tantas represen– ciones e informes que escribió reclamando su herencia, a "la iniqua cábala que los priva del goce de sus bienes" 23. 20 V. infn, docs. nQ 7, 8 y 9. 21 V. infra, doc. nQ 65. 22 V. infra, doc. nQ 57. 28 H>idem.

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