Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

L CÉSAR PACHEC VÉLEZ mestizos y criollos, con un prnpósito de integración nacional. Y, en fin, la obra revolucionaria de Viscardo está innegablemente unida, en su inicio, al acontecimiento extraordinario y trágico que protagoniza José Gabriel de Condorcanqui. El proyecto nacional de Túpac Amaru y Viscardo Ni Mariano Felipe Paz Soldán en la Historia del Perú Independiente ni Manuel de Mendiburu en el Diccionario Histórico Biográfico del Pero, las dos primeras grandes síntesis de nuestra historiografía republicana, se detienen en las figuras de Túpac Amaru y Viscardo. Mendiburn alude en varios artículos al cacique de Tungasuca, pero no alcanzó a redactar su bio– grafía, y de Viscardo no hay rastros en su monumental Diccionario. Paz oldán dedica a ambos personajes apenas una línea en el capítulo inicial, es que resumen los largos lustros de la revolución norteameTicana a los días inmediatamente anteriores al desembarco en nuestras costas de la Expe– dición Libertadora de San Martín; son páginas breves, ingenuas, sin ma.... yor penetración de esa época, adornadas sí con citas ilustres de Tácito y Sa– lustio, Thiers, Lamartine, Gibbon, Michelet. ¿Cómo explicaT el olvido? El levantamiento del cacique cuzqueño había convulsionado toda la América meridional; el proceso al rebelde y a sus colaboradores y parientes, su cruenta y sistemática represión, habían dejado hondas huellas e inundado con testimonios documentales las oficinas metropolitanas. que hoy, sólo en el Archivo de Indias de Sevilla, llenan de– cenas de voluminosos legajos. La rebelión de Condorcanqui, el cacique mes– tizo al que seguían los indios y mestizos, los negros y también criollos, re– percute profundamente en el Alto PeTÚ con los Catari, en Quito, Nueva Granada, Venezuela, Paraguay y el norte del flamante Virreinato del Río de la Plata. Todavía en 1787 el virrey Juan José Vértiz expresaba su preo– cupación por la onda subversiva que desde el Cuzco llegaba al territorio an– dino de su jurisdicción, de J ujuy a Mendoza, denunciaba la adhesión no de.. clarada, pero inocultable que importantes sectores profesaban "a las tur– bulencias que hoy agitan al Perú", y no ocultaha el temor, son sus palabras, por "la general alteración y descontento" provocados por quienes "quieren imitar a las gentes del Perú". El recuerdo del gran rebelde no se perdió ni para los extranjeros que llegaron a las campañas finales de la Independen– cia: Guillermo Miller publicaba en Londres en 1829 sus serenas Memorias y las primeras piezas del apéndice documentar de ese valioso testimonio eran precisamente la sentencia de Areche contra Tupac Amaru y l'a carta que el cacique dirige al Visitador, desde Tinta, el 5 de marzo de 1781. Viscardo había escrito en septiembre de 1781 las importantes cartas · al cónsul inglés en Liorna, John Udny, que le abrirían las puertas del gabi-

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