Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

LXII CÉSAR PACHECO VÉLEZ res liberales y románticos Túpac Amaro y Viscardo quedaron muy lejos, menos por la cronología que por el mensaje. Ellos habían encarnado en 1780 y 1781 un primer intento de amplia integración nacional, un primer proyecto, para la comunidad andina y panperuana, de vida autónoma y libre. José Gabriel de Condorcanqui y Noguera resumía en su estirpe y en su propia experiencia vital tres centurias de reivindicaciones indígenas y mesiánicas reminiscencias ancentrales, que afloraron constantemente pero sobre todo en el siglo XVIII. Mas era también un mestizo culto, cuyo de– signio redentor no entrañaba una mera regresión histórica. Por eso pre– tendió asumir, junto a las propias, más íntimas y dramáticas, las revindi– caciones de Jos otros grupos sociales. De la atenta exégesis de los documentos fundamentales del movi– miento -Bando de Andahuaylillas, Edicto de Carabaya, Edicto de Chi– chas- fluye inequívocamente un Túpac Amaru político que sigue un plan y que formula el cambio como una apelación a quienes a través de una _h,is– toria solidaria han comenzado a forjar la nacionalidad: indios, mestizos, criollos, zambos, negros esclavos. . . es decir, a cuantos en diferentes grados y maneras tienen una conciencia de rechazo a la dominación española. Una y otra vez Túpac Amaru habla en sus textos de sus paisanos y de sus com– patriotas; a todos les propone que "vivamos como hermanos y congregados en un cuerpo destruyendo a los europeos"; y a todos, "por ser todos paisa– nos y compatriotas, como nacidos en nuestras tierras y de un mismo origen de los naturales, y por haber padecido todos dichas opresiones y tiranías de los europeos", los convoca a una tarea común de unidad y de justicia so– cial, como un mandato, dice, " der bien común de nuestro reino". En esencia, los planteamientos de Túpac Amaro en noviembre y di– ciembre de 1780 coinciden con los que hace desde Italia, en septiembre de 1781 Juan Pablo Viscardo y Guzmán, criollo .arequipeño con vínculos de convivencia y afinidad familiar política con los Pomacallaol ,lbs caciques de Pampacolca, y con parientes comunes -los Rodríguez de Cabrera-, con el Inca Garcilaso. Esas primeras cartas de Viscardo escritas bajo el impacto de las noticias de la rebelión de su paisano, dicen casi exactamente 101 mis– mo: la nación peruana es un cuerpo formado por indios, mestizos y crio– llos, enfrentados todos al peninsular advenedizo al que llaman aucca, guam– po, es decir, enemigo. Esa nación apoya el movimiento de Túpac Amaro -que en la imaginación y el anhelo de Viscardo en el segundo semestre de 1781 amaga ya Lima con sus huestes victoriosas- y por eso es preciso que Inglaterra intervenga para decidir el éxito de l'a rebelión. "Los vejámenes inferidos a estos pueblos, dice, no han hecho sino acelerar una revolución que indudablemente hubiera acaecido inmediatamente después que por cualquier motivo se hubiera perdido el equilibrio entre las diversas razas que componen la población del Perú ... ". Resume luego los agravios que

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