Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

LXVI C ÉSAR p ACHECO V ÉLEZ dencia. Si por las modernas técnicas de la fijación y conservación de la tradición oral pudiéramos convertir en fuente plenamente histórica el t es– timonio que los mayores de las comunidades de indígenas escuch aron de sus padre y abuelos y sobre todo de los descend ientes de las principales familias indígenas del sur peruano, de las familias de los caciques desposeí– dos por Bolívar que en el siglo pasado dejan sus aldeas y van a form ar las clases medias y alta de esa región en el Perú repub licano, recibirí amos sin duda una prueba elocuentísima, plena de sugestiones para rast rea r en la histona y en el mito, de la perduración de la memoria de T úpac Ama ru en el espíritu de nuestro pueblo y en las diversas y mas h ermosas expresiones de su idiosincrasia. El mo imiento de liberación indígena adquiere a partir de Túpac Amaru un sentido nuevo, una proyección que le permitirá correr paralelo y aun confluir con el nacionalismo criollo que asume mas t arde la direc– ción de la lucha. Túpac Amaru y Viscardo alientan vivencias peruanas cuyos primeros anuncios y promesas están en el I nca G arcilaso. No son, pues, necesariamente divergentes ambas revoluciones, la primera, predomi– nantemente indígena y mestiza, andina, campesina, de reiv indicaciones so– ciales; y la segunda, predominantemente crioll a, bu rgues a, urb ana, cost eña, de reivindicaciones políticas y económicas . E nt re ambas se incrusta esa gran coyuntura que es la invasión napoleónica en la península, que cambia el rumbo de los acontecimientos y contribuye a trasl adar el centro de gra– vedad del proceso emancipador, del corazón andino del conti nente, a la pe– riferia comercial y cosmopolita. Pero en ambas la composición de los han dos contendientes delata la tesitura espiritual de una verdadera y prolon– gada guerra civil. Inglaterra y los planes revolucionarios de Viscardo Los documentos de este capítulo (números 78 a 84 ) , estrech amente ligados a los anteriores, son casi todos ellos de 1782 y 1783 : es decir vincu– lados al primer viaje de Juan Pablo a Londres, en compañ ía de su hermano José Anselmo. Se encuentran en el Public R ecord Office, de Londres, y de allí los tomó Batllori. Son cartas de Horace Mann , Ministro británi– co en Florencia, a funcionarios del F oreign Office sobre los planes de los hermanos Viscardo y su viaje a Inglaterra, que contienen datos interesantes. Mann asegura haber leído las cartas que Viscardo h a recibido de sus mu– chos corresponsales de Lima y Quit o. La última de ell as, dice, fechada el 5 de octubre de 1781, trae testimonios del enardecimiento de los america– nos contra el gobierno español y de los éxitos de D iego T úpac Amaru -su– cesoT de José Gabriel en la rebelión- en el Cuzco y las resonancias de su levantamiento en La Paz y Santa Fe. En estas ci rcunst ancias, escribe

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