Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

TRAS LAS HUELLAS DE V1scARDO LXXXIII da del general Alvarez Thomas, el arequipeño que llega a ser Director Su– premo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que sin duda conserva– ría con especial interés y aprecio el legado espiritual de su paisano. Ese ejemplar pasó luego a propiedad del bibliófilo de B11enos Aires Dr. Osear E. Carbone. Posteriormente fue adquirido por el Sr. Federico M. Vogelius y él, por intermedio del historiador don Julio César González, nos ha facilita– do la copia que empleamos para esta recopilación. Se conocen otros dos ejemplaTes de esta edición. Uno en poder del Prof. J. J. A. Segura, en Nogayá, Entre Rios, un tanto deteriorado, del cual su poseedor también nos ha facilitado una copia; y otro en manos del co– leccionista e investigador Juan Jorge Cabodi, quien prepara un0t bibliografía de la imprenta peruana que amplía considerablemente las de Medin;i. y Vargas Ugarte. La octava edición, Lima, 1822 La última de las ediciones de la Carta que se realizan dentro del pro– ceso mismo de la emancipación, .es la peruana. Aparece en los Nos. 16, 17, 18 y 19 del Correo M ercantín, Político y Liternrio de Lima, correspondien– tes a los días 28 de febrero y 7, 14 y 22 de marzo de 1822. Reproducimos los números completos de ese periódico, tomados de la colección de la Bi– blioteca Nacional de Lima 81 • El editor del Correo . .. era Fernando López Aldana, de ilustre tra– yectoria revolucionaria en los días de Abascal, discípulo de Baquíjano y Ca– rrillo y redactor de El Satélite del PeruC1tno, uno de los mas interesantes pe– riódicos limeños entre 1811 y 1814, en la breve primavera libertaria decre– tada por las Cortes de Cádiz. A comienzos de 1822 López Aldana apoyaba al grupo republicano que formaban Sánchez Carrión, Mariátegui, Pérez de Tudela, Arce y Lu– na Pi.zarro. La edición de la Carta de Viscardo por primera vez en el Perú, en los días en que se debatía el destino político del país en el seno de la Sociedad Patriótica, tiene un innegable sentido de reconocimiento al mensa– je ideológico del prócer arequipeño; reconocimiento que se perderá pronto en largo decenios de silencio y olvido. Extraña de veras que esta edición limeña de la Carta, que aparece al tiempo que otra, también célebre, la de El Solitario de Sayán, no tuvi_era visibles resonancias. Ni en el intenso debate periodístico que suscitó la caí– da de Monteagudo, ni en las deliberaciones del primer Congreso Constitu– yente se hacen referencias a la Carta de Viscardo. Los primeros recuentos de la gesta emancipadora peruana, como los de Córdova y Urrutia 821 y Vi- 1 V. infra, doc. nQ 132. 82 José María Córdova y Urrutia, Las tres épocas del Perú y Compendio de su historia, Lima, Imp. del autor, 1844.

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