Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

TRAS LAS 1-IuELLAS DE V1scARDO LXXXIX de la Plata, así como una proclama de Castelli en el Alto Perú y unas cartas firmadas con seudónimos, que se imprimen en un breve folleto en la mis– ma región y por los mismos años. Del influjo de Viscardo en Venezuela presentamos como principales pruebas los artículos titulados Los Derechos de A111hica del Sur y México, de. William Burke, y el Acta de la Declara– ción de Ja Independencia, que aparecen en la Gaceta. de Caracas 97 • El clt'.ma ideológico hispanoamericano de la 'Carta' Aunque escrita en Europa por quien ha dejado mérica treinta años antes, la Carta no resulta a la altura de 1799, un documento insólito en el ambiente político mas avanzado de Ja América española. En 1793 el pró– cer colombiano Antonio Na riño publica en Bogotá la traducción de la De– claración de los Derechos del Hombre y del Ci1'1dadano, de 1789. Alguna circulación hubo de tener este impreso,, a pesar de su corta tirada y del pro– ceso que se instaura a Nariño, inmediato a la subversiva publicación 98 • En 1797 la comspiración de Manuel Gual -fervoroso admirador de Viscardo– y José María España, que cuenta con la colaboración de Picornell y los prin– cipales republicanos españoles de la conjuración de San Bias en la península, el año anterior, produce varios escritos, atribuíbles en gran medida a Picor– nell: las Ordenanzas, la Canción Americana y la Carmañola Americama, pero sobre todo otra traducción de los D erechos del hombre y del ciudada– no con varias máximas republicamas y un discurso preliminar dirigido a los americanos 99 • Juan Pons Izquierdo, otro de los importantes compañeros de Picornell en la conspiración de San Bias, había hecho también una tra– ducción de los Derechos y deberes del Ciudadano. En 1791 y 1792 Tomás Paine había publicado The R ights of Mam y en ese libro de polémica con Burke defendía la Declaración de los Derechos del Hombre de la asamblea francesa del 79· y en Filadelfia aparecería unos años mas tarde una traduc– ción al castellano de varias obras extractadas de Paine. En ese clima inte– lectual comienza a difundirse la Carta. Por su contenido, y su título mis– mo, se ha prestado a confusiones, en especial con la traducción de Picornell en 1797 de los Derechos del hombre . .. y un disc111rso preliminar dirigido (]) los americanos, reeditado en Caracas en 1811. Seguramente esta reedición provoca el error de Villanueva, cuando habla de una edición caraqueña de la Carta en 1811 1 ºº· 9 7 V. infra, docs. nQ 139 a 142 y 149 a 150. En el epistolario de los pa– triotas de Venezuela y Nueva Granada seguramente se podrían encontrar tes– timonios de aprecio por el escrito de Viscardo, como el de Roscio en su car– ta a don Andrés Bello •(Cfr. Levene, El mundo de las ideas y la revolución hispanoamericana de 1810, p. 191). 98 El tema lo ha estudiado muy bien Pedro Grases en La conspiración de Gual y España y el ideario de la Independencia, Caracas, J. P . G. e H ., 1949. 99 Ibid., pp. 35 y SS. ioo Cfr. nota 59.

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