Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

802 CÉSAR PACHECO VÉLEZ pudiese resistirla, y que en el estado de tisis que la consumía no necesitase un sacudimiento de esta clase para recuperar su existencia política, salir de la ?r~funda igno~ancia en q~e yacia, y sacudir el despotismo atroz que la opnm1a? Despotismo, que smo había causado llagas de sangre, era por– que habian encallecido los hombros en que se apoyaban sus duros hierros. Estado, del qual era imposible que saliese sin una revolución para Ja qual no tenia en si fuerzas. ¿Juzga V.S. que exista actualmente Cadiz? Y aun cuando lo juz– gue, y efectivamente exista: ¿es Cadiz la nacion española? ¿Es probable ni remotamente, que como hijo esforzado liberte á su afligida madre de la opresion? No seguramente. El cetro de la España ha pasado irremisible– mente de las manos de los Borbones á las de los Bonapartes: en este estado, ¿para quál de los dos trabaja V.S.? Na quiero que mis sospechas lo agra– vien, y dexo á sus futuras acciones el derecho de decirlo. Pero supongamos, que Buenos Ayres no tiene derecho para variar de gobierno, ¿se le negará tambien el1 de tratar de su existencia, y no depen– der de otro monarca que no sea el deseado Sr. D. Fentando VII? ¿Y cree V.S. que le falten fundamentos para temer igual suerte que la España, y razones para precaberse de tan infausto fin? ¿No podrán decir los de Bue– nos Ayres que siendo la España la misma, aun quando mude de dinastía, han de subsistir sus interéses, y subsistiendo sus relaciones é interéses de AméTica, ha de tratar de conservarla para si en todos tiempos entre las agonías del transtorno de su sistema? ¿No conservará la lisonjera espe– ranza de dominarla, y no contara para ello con el esfuerzo de sus emplea– dos? Nada tiene de singular. ¿Y será extraño que nosotros hombres de igual razon, y de iguales derechos no temamos lo que está tan en el orden de las cosas, y que recelemos fundamentalmente que estos mismos emplea– dos, que conservan el amor al terreno en que por la primera vez vieron la luz del día, y en el que mantienen sus interéses y relaciones no digan entre si: contribuyamos, á que la España no lo pierda todo: si se ve despojada de su rey, no llore también la pérdida de la América: y si nosotros hemos per– dido toda relacion con 1a casa de Borbon, no la perdamos con la España, en donde tenemos nuestros amigos, padres, hermanos, y todo genero de relacio– nes? ¿Tiene este juicio señor brigadier algo de temerario? ¿O quiere V.S. que toque en la apatía nuestro reposo? Ademas: V.S. no ignor.a lo que la América ha sufrido con el antiguo gobierno español: sepultarnos en la ignorancia, y ponemos en la .depen– dencia de todas la necesidades, ha sido todo el favor que su empeño gene– roso nos ha prodigado. ¿Qué había de resultar de aquí? Un descontento general de todos nosotros á este gobierno. ¿Y en este estado podrá V.S. esperar una reunión de voluntades, y de esfuerzos para defendernos baxo el sistema antiguo? ¿Querría V.S. que peleasemos por solo no mudar de due– ño, poder, esclavitud, abatimiento, é ignorancia? ¡Oh que prendas tan

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