Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

]VAN PABLO 1scARDo y GuzMÁ 805 Yo obscurecería sin duda el mérito de su carta, si me propusiera for– mar la apología de sus principios: ellos son tan videntes, que aun 1 bar– baro hotentot se avergonzaría de no admitiTlos; y su justicia es an mani– fiesta, que el hombre mas depravado solo podria contradecirla haci ndo 1 supremo esfuerzo de su inmoralidad. Aquellos mismos que al pr s nte ha– cen la guerra á nuestros derechos, deben estar persuadidos de sta rda– des, no solo poT reflexion, y por sentimiento, sino por los continuo clamo– res de su interés individual. ¿Yo quisiera preguntar á se ropel de sel a– vos mercenarios que componen las fuerzas agresoras del al o Perú ¿ i su hostil disposicion es conforme á Jo que decide su propio interés, reclama l justicia, y demandan los derechos de la patria? Si hablan con su corazon confesaTán que no hay momento en que no sean severamente reprendidos por ese instinto moral, que discierne el crimen de la virtud, y que aunqu el tirano esfuerza sus dolosas, é iniquas persuasion s, jamas pued n dexar de conocer su diametral oposicion á la justicia, é interéses de la Aménca. ¡Ah! amigo y compatriota: avergoncemonos al ver que nuestros her– manos defraudan sus prnpios interéses, atacando los nuestros por 50)0 sos– tener á un rival tenaz, y desnaturalizado, que se complace al ver tiranizada su propia patria, y aun se promete añadir nuevos eslabones á la cadena que ésta arrastra con dolor: avergoncemonos, vuelvo a decir de ser expectado– res de un suceso que se agregaTá sin duda á la historia de la imbecilidad del hombre, cubriendo de oprobio á los habitantes del alto Perú: tal es J de la abdicacion voluntaria que hace de su libertad esa multitud de escla– vos, que besando con humillacion las mismas cadenas, cuyo peso abruma su existencia, insultan á la mano bienhechora que intenta desatarlas. Compadezca vmd., como yo lo hago, á estos miserables, sin dexar por esto de mostrarles la luz, y despertarlos del funesto letargo en que s hallan sumergidos yo espero que su ilustrado zelo correspondera á los anhe– los de la patria, y fomentará la grande obra de su redención entretanto re– ciba vmd. como un obsequio de mi amistad la adjunta copia de la carta di– rigida a los españoles americanos por uno de sus compatriotas. Ella tiene la recomendacion de ser obra del ex-jesuita D. Juan Pablo Viscardo natu– ral de esa ciudad y no dudo lisonjeará á vmd. por la analogia de sentimien– tos e identidad de razones que hay en ésta y la suya de 8 de febrero: ambas deben ser la norma invariable de las operaciones de todo buen amencano· y el que por desgracia no siguiese sus principios debe ser mirado con la misma execracion que los sacrilegos liberticidas de la patria por la que juro a vmd. que lo amaré desde hoy con la ternura que natuTalmente inspira la uniformidad de ideas y sentimientos. == Su afectísimo amigo y compatrio– ta Q. B. 1. == El V as al.lo de la ley . l amigo de los hombre de la ju ticia. En: Biblioteca de Mayo t. XIV. Buenos Aires, 1963, pp. 13015-13026.

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