Los ideólogos: Juan Pablo Viscardo y Guzmán

CIV CÉSAR p A CHECO V ÉLEZ empieza en la página 15 con la lista de los jesurtas expulsos que en 1785 se hallaban en Italia, de un añadido. de F rancisco de Miranda. A ta't cond'u– sión llega Ramón Menéndez Pidal en su libro sobre La Casas, tanto por el indicio que ofrece Manuel Giménez Fernández 105 , cuanto por el texto mis– mo de la Carta, que es un reconocimiento de la obra de los conquistadores y de los ,derechos de sus descendientes a gobernar América y una requisito– ria, en cambio, del mal gobierno español en estas tierras, pero no en el re– moto pasado, sino en el momento mismo en que la Carta se escribe. La cita de Miranda resultaría, pues, incongruente con los planteamientos de Viscardo. En contra de los que cree Rómulo C arbia 106 , Viscardo no cita frecuentemente a Los Casas. Aunque del mismo t empeTamento desmesu– rado y extremista de Las C asas, Viscardo, sostiene Menéndez Pidal, no lo conocía. Porque no lo conoce, cuando piensa en la realidad histórica no conceptúa el derecho de los españoles sobre América peor que el de los go– dos a ocupar España y resalta el gran "suceso" que coronó el esfuerzo de los conquistadores 107 . El sentimiento de la independencia de Viscardo co– rre por cauces distintos de los de Las Cas as : se enfrenta mas bien a la co– rona española por su ingratitud e injusticia al no cumplir los pactos estipu– lados con los conquistadores. Esa era la actitud natural, considera Menén– dez Pidal, de los americanos rebeldes, esa la línea de pensamiento que venía del Inca Garcilaso, el testimonio "verídico" que Viscardo si cita expresa– mente. En verd ad el planteamiento de Las Casas era diametralmente opuesto: buscaba la audiencia y el apoyo de la corona y de las autoTidades españolas para liberar a los indios de la opresión de los conquistadores. Fue una "infeliz ocurrencia" de Miranda, dice Menéndez Pida!, citar al "virtuo– so" Las Casas, a quien p arecería no conocer directamente sino a través de una edición en franc és. La D estrucción de las Indias estaba completamen– te olvidada en la América española lo mismo que en España, dice Menéndez Pidal; es el folleto de Visc aTdo con la nota de Miranda, difundido profusa– mente por América, el que "inicia" la nueva divulgación del líbelo de Las Casas, importándolo del extranjero 108 • Y concluye Menéndez Pidal: "Esa breve nota final, puesta por MiTanda al aludir a un Las Casas traducido al francés, liga maJterialmente el lasca.sismo de la Independencia de América; 105 El Padre Las Casas. Su doble personalidad, Madrid, Espasa Calpe S.A., 1963, p. 366. Giménez Fernández simplemente conjetura que la rela– ción de los jesuitas que vivían en 1785 en Italia fue un añadido de Miranda (cfr. Las dootrinas pop ulistas en la Independencia de Hispano-América, Se– villa, Anuario de Estudios Americanos, III, 1946, p. 641), pero de allí no se de– duce que la nota final tenga el mismo origen. 106 Historia de la Leyenda Negra hispanoamericana, Madrid, 1944, p. 163-164. 107 El Padre Las Casas ... , p. 366. io8 Ibid., p. 367.

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