Los ideólogos: plan del Perú y otros escritos
DISCURSOS 477 samientos ajenos, sin otro trabajo que extractarlos. Blakstone, que escribe los comentarios del primer pueblo que quiso ser libre después de la caida de los romanos, afirma, que en un país de libertad es extremadamente peligro– so haceT un orden distinto de la profesión de las armas. En las monarquías absolutas es necesario para la seguridad del príncipe. Esto resulta de su principio constitutivo que es el gobernar por el temor. En un estado libre la profesión. de soldado, tomada singular y meramente como una profesión, es un objeto de celos. En ella el hombre no debe tomar las aTmas sino para defender su patria y sus leyes. El no deja de ser ciudadano cuando entra en el campo. Porque es ciudadano y continúa siéndolo es que se ha– ce soldado 41 • Las constituciones y leyes de estos Estados no conocen una clase distinta que se llame de guerra, ni tienen una soldadezca perpétua. Para prevenir que el Poder Ejecutivo no pueda oprimir, dice el BaTÓn de Montesquieu, se requiere que las armas que se le confían sean del pueblo y tengan el mismo espÍTitu que el pueblo. Mario alistando al populacho de Italia puso el fundamento a la tiranía militar. El mantener tropas en pie, práctica desconocida antes de Carlos VII 42 de FTancia, obliga también a tenerlas a la Inglaterra; pero el mal se con– sultó de algún modo, licenciándolas todos los años. Jorge IV las ha dis– minuido; Jorge IV no quiere gobernar como déspota. Los Estados Unidos no tienen tropas en tiempo de paz· Estados Unidos viven más seguros del despotismo. Pero quien ha leído al elocuentí imo Mirabeau, ¿cómo, como se fati– gará con mis languidas y frías reflexiones?. El insigne orador quería que se separasen las bayonetas de las cercanías del templo de la paz, donde es– taban Teunidos los legisladores. Yo quiero que existan sino en los casos precisos. Por desgracia sufrió en sí mismo la consecuencia espantosa. La fuerza y la justicia difícilmente se dan las manos. Parece que yo me olvido de mí mismo cuando trato del bien de mi pa– tria, al sacerdote y al militar los convoca contra mí. o: creeTlo era inju– ria a estos respetables cuerpos. El soldado ciudadano el saceTdote ciuda– dano aprueban mis idea . Si el mayor número de ambo cuerpos no se compone de ciudadanos ¿qué esperanza le queda a la patria? epultémonos con ella. Yo no quiero sobrevivir a sus ruinas. Catón recíbeme en el seno de los eternos. Ni al militar, ni al paisano, ni a la patria convienen ejércitos permanentes. Los Jefes principales ocuparán los primeros empleos de la lista civil comprados con su honor, su gloria, su sangre· serán siempre ge– nerales rentados, atendidos venerados poT todo la oficialidad eguirá la misma decorosa suerte, según sus grado aptitude . El soldado tendrá n Por desprecio llamó Julio César ciudadanos a los soldados. Ved la diferencia de Rpma libre. 42 Mezeray cree que Felipe Augusto fue el primero que mantuvo tropa en pie en Francia.
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