Los ideólogos: plan del Perú y otros escritos

PLAN DEL PERÚ 17 do en el ejercicio de sus facultades y le remita el proceso. Tal fue la rui– dosa causa entre el provincial de lo Agustinos y el Rector del Colegio de San Ildefonso, en el Consejo de India se halla el testimonio y de él resulta la verdad de esta relación. En la Universidad, cuyas con tituciones son unos municipios respeta– bles, se ha introducido alterando el orden, como sucedió en la cátedra de prima de Medicina. La Tesorería que debía darse por todo el claustro la concede por decreto, llamando insurgentes a los doctores, que querían por mérito votarla; no dudo que los agraviados habrán hecho sus recursos. De estos casos podía señalar infinitos, pero no es mi ánimo formar un papel molesto y difuso. En materias de gobierno, basta indicar los males, para que el discreto penetre la intensidad. Siguiendo con otras notas relativas al Virrey, aunque de diferente es– pecie, pregunto, ·cuáles son las fuerzas con que se asegura en caso de verse invadido por una nación extranjera, o por un tumulto popular? No se crea en planes figurados, proyectos artificiosos. Lima no tiene sino un re– gimiento muy incompleto que es el del Fijo 2 , compuesto en sus cinco sextas partes de indios torpes, cobardes, e incapaces de la disciplina militar 2 ª. Los dragones son unos menestrales, que toman el caballo en una con– currencia pública y saben de guerra como de griego y de hebreo. El Nú– mero y los Pardos son unos pocos hombres sin armas, siendo una irrisión el verlos en tal cual ejercicio o procesiones. De diez dispara uno, el fuego no se rompe al mismo tiempo, sino con interrupción de traquidos, suce– diendo los unos a los otros. Estas guerrillas vienen a ser un entremés: el verdadero español teme el lance y en él la desgracia; el extranjero atiende y escribe; resultando de este abandono, que el mundo todo tenga entendi– do que la América está indefensa. Cuando la guerra con el inglés, el comercio se llenó de entusiasmo; el Virrey recién llegado animaba a todos; las murallas se fortalecieron y se vieron algunos preparativos. Hiciéronse las paces, se rnmpió con el fran- 2 Todo esto corresponde a la primera fecha en que se escribió la obra: el estado militar hoy es muy diferente. El primer regimiento que se levan– tó, fue el de la Concordia compuesto de hombres distinguidos 1 de la España y de la América. El cuerpo de artillería se hizo lúcido y científicamente disci– plinado por la contracción y esmero de su comandante Dn. Joaquín de la Pezuela. 2 ª ¡Cuánto se engaña el que adelanta proposiciones sin experiencia! En la guerra actual se ha visto que los indios son los 1 mejores soldados; sobrios, fuertes e inamovibles. Jamás vuelven la espalda ni temen la muerte. El ge– neral Goyeneche creía justamente que con ellos era capaz de las mayores em– p~esas. Con estos verdaderos indígenas Pezuela, Ramírez y La Serna sostu– vieron el Alto Perú por muchos años bajo la dominación española. Las ex– celentes tropas de Buenos Aires no pudieron dar un paso más allá de Sui– pacha. ¿Y cómo este conjunto de héroes fue premiado? Respondan por mí millones de hombres. Sus viudas entregadas a Ja prostitución por la miseria, sus huérfanos desamparados en las calles, ellos mismos muertos de hambre y d~ ne?esidad, cuando quedaron inválidos. ¡Suerte precisa al que por desgra– cia elige contra la justicia el partido de los déspotas!!.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx