Los ideólogos: plan del Perú y otros escritos

PLA DEL PERÚ 19 Lo que hay que sale un bando para que todos reconozcan Capitán, so pena de la vida. Nada hace má despreciables los castigos que la impro– porc1on. e abe que no e han de infringir, y el pueblo los mira sin temor. La orden se le da a cuatro argento , hacen éstos negociaciones de ella y después de algunos días, las cosas quedan como antes, sin que se junten cien soldados. Este no e el método: fórmense las listas por los Alcaldes de barrio, rectifíquense por el juez de policía, pá ense a los coroneles de los 1egimientos establecidos o que se e tablezcan, véanse los individuos que en ellas se contienen, su edade y estados: se alistaTán así con facilidad y sin que ninguno quede libre pueden escogerse los proporcionados a la infante– ría, caballería y artillería. Todos serán unos vecinos útiles y públicos. Será muy difícil que se adocenen los viciosos, criminales y vagabundos. El tener que presentarse a la en eñanza militar les ha de impeler al trabajo y ha de impedir los cónclave secreto y prnhibidos. Nada de esto e opre ión y tiranía: los días y las horas se señalan con prudencia y para todo hay tiempo, sabiendo aprovecharlo. Las ins– trucciones de Federico II perpetuadas hubieran felicitado a us sucesore ; todos los hombres deben ser militares, porque todos tienen obligación de defender el Estado y sus propias vidas: tan nece arias son las armas, como el sembrío de los campos. A ningún persa e le exceptuaba de ser soldado; si la ley hubiera permanecido en su vigor, aquella vasta monarquía no hu– biera recibido tantos reveses. Todo ciudadano libre es valiente soldado. En la última guerra entre la Inglaterra y los Estados Unidos se mostró el noble furoT de pueblos que defienden un país que es el centro de la verda– dera libertad. No son é tas una prácticas que deben ceñirse a Lima. Lo que se habla de Roma se extiende a los pueblos, que viven bajo de sus mismas le– yes. Igual celo, igual atención debe observarse proporcionalmente en las demás villas y ciudades. o tiene la Europa entera tantos coroneles, te– nientes coroneles y sargentos mayores como el Perú. ¿Y los soldados? ¿Y los fusiles? ¿Y los cuartele ? n la imaginación, en letras con que se ha engañado al R y y a sus ministros. En una festividad se contaron en Lambayeque, pueblo de la Intendencia de Trujillo, diez y ocho corone– le : era mucho número para Lima. ¿Y las tropas de estos jefes? Cuaren– ta indios, con unos cuchillos en las puntas de unas cañas. Lambayeque y Chiclayo, que están contiguos, pueden tener seis mil excelentes soldados, pero no los tienen. Para animar a los jóvene y hacerles sentir algún placer con esta ocupación tan honrosa y que no turba la demás civiles, sería muy bueno, que de las beca del Col gio Mayor de San Carlos, la mitad se aplicasen a los que quisiesen contraerse a las matemáticas y en ellas a la parte propia– mente militar. Que se formasen dos cátedras en la Universidad que sirvie– sen de premio; y que en ]as propue tas se prefirie en siempre lo que hubie- en enseñado y e tudiado estos ramos preciosos. Que por el Cabildo se sos-

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