Los ideólogos: plan del Perú y otros escritos

46 MANUEL LoRE zo DE VrnAURRE fiere, cuando habiendo quitado a su esclavo Saido la mujer, murmuró el pueblo y e tuvo Tesuelto a restituirla; pero el Señor le inspiró, debía rete– nerla despreciando la murmuración que de él se hacía. ¿Por qué esta anéc– dota es de preciable? Porque la Divinidad no podía ordenar el violen– to adulterio. ¿Y la Divinidad podía decretar el filicidio? Un ingenio- º autor halla que la propiedad en las mujeres es solamente el derecho de la fuerza. Todavía no he hallado alguno que disculpe el homicidio volun- tario. o se me conte te, que el brazo del angel impidió la acción de Abrn- ham. eñores teólogos, yo estoy bien instruido en la moral que rige y se en eña: el expTe o con entimiento en el hecho prohibido lo dan Vv. por igual pecado a la ejecuc10n. egún este principio Abraham, disponiéndose al filicidio pecó má contra la naturaleza, que !fahomed robando y gozando la mujer de u iervo. "En cuanto al uevo Testamento, yo no se qué se halla en la moral cri tiana de uperioT a la de Zoroastro, Confucio y Mahomed; pero como contra aquello nue tra invectivas no sean tan agrias como contra el últi– mo, quisiera preguntar ¿si e han examinado los autores imparciales más dig– no de fe, por las razones que tuvieron para escTibir? Yo leí en el dic– cionario de Bayle obre e ta mateTia, verdades que no me eran desconoci– da . Consulté en la primera biblioteca de París las citas originales. De- earía que los abios den nombres, palabra fechas, leye en con atención a Holtinger y Mr. imón. l estilo no es agradable, pero la verdad e im– parcialidad deleitan. llí se hallará qu el Cri tianismo y el Mahometis– mo e tán fundados ambos en el di ino principio: lo que no quieres parn tí, no lo quieras para otro. Allí e hallarán recomendadas la paciencia en Ja adver idad la caridad; prohibida , la vanidad y la murmuración. Cua– renta son lo afori mo morale o apotegma , todo tán llenos de santi– dad y sabiduría. Promete es cierto para lo ju to , futurns deleites sen- uale . ¿Y qué prometió Moisé ? ada, nada. us recompensas y us ca tigos todo quedaban reducidos al pequ ño círculo de nue tra tempo- 1al exi tencia, mucho biene , muchos año . Es por esto que los que nie– gan Ja inmortalidad del alma se fundan en aquel si lencio como en una prueba de u opinión. J ucri to ofrece plac res que nuestros ojos y nue - tro oídos de conocen. ·Y por qué no lo tendremo por los mismos sen– .,uale que lo de Mahom d, aunqu d up rior naturaleza? Continua– m nte decimo : no ha visto teatros 1 que no ha stado n ápoles, Li boa, i\filán, Parí , no porque no e ha an vi to, ino porqu la excel ncia de ellos no e comparable on lo mal ejecutado ele los teatro de •spaña y las India . Lo gue riti an Ja pintura de qu u a Mahom d, ¿podrán hacer– lo teniendo poT divino 1 Apocalipsi ? o que burlan u viaje al cielo al infíerno n una noch ¿a ivarán Ja átira al representár eles la ridícula e cena d 1 Tabor? on t ner Je. ucristo la gra ia de lo ventrílocuos d 1111 ·stro'I días, pudo mu bien hab r "ngañado a tre mi erabl p ador .

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