Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza
TORIBIO RODRÍGUEZ DE MENDOZA 91 trina peripatética, es el que con el designio de oponerse dos ó tres meses antes, pasa ligeramente sus ojos por un compendio ó curso de dicha Filosofía. Esto es, Excmo. Sr. lo que en realidad sucede, y nadie ignora. Por todo esto, y considerando muy propio de mi cargo pro– mover el mejor aire de los Colegiales, y consultar su mayor deco– ro, no debo mirar con indiferencia un hecho que los desdora y rebaxa de aquel alto grado de estimacion, en que se colocarían, si variado este método, se sostituyese otro mas análogo á su edu– cacion literaria, y que entrando en paises conocidos desplegasen sus ingenios, y las semillas que recibieron y cultivan. Meditando un medio seguro que concilie y reuna todas las utilidades apetecibles, esto es, un modo de examen suficietne pa– ra descubrir la sólida exquisita instruccion filosófica de los Opo– sitores, y con atencion á que ellos son jóvenes, he preferido entre otros, el que se forme un Indice de qüestiones útiles, agradables, graves y fecundas, comprehensivo de todas las partes de la Filoso– fía, como son Lógica, Metafísica, Física, y Filosofía Moral, qual es el que presento, mas como ensayo que como obra perfecta, pe– ro fácil de perfeccionarse. Las qüestiones van numeradas, y deben segun el plan de mis ideas, numerarse otras tantas pequeñas cédulas de pergamino, de las que puestas y revueltas en un cántaro, ó globo hueco, se sa– quen seis numeras en otras tantas veces, uno en cada vez, ya sea por mano de un niño, ó de uno de los rivales, y que cotejados despues con las qüestiones á que corresponden en el Indice, el Opositor de turno escoja sin apartarse del sitio, y sin pedir dic– tamen á otro, la qüestion que mejor le pareciese de las sortea– das, y que alli mismo diga por sí la opinion que ha de defender, y la proposicion, ó proposiciones que ha de establecer en su di– sertacion, dando de este modo una prueba preliminar de su ins– trucción y suficiencia: de todo lo que tomará razon el Secretario, y dará á los replicantes unas cédulas, en que estén el título de la qüestion, la opinion escogida, y la proposicion ó proposiciones que haya ofrecido establecer el disertante. Este á las veinte y quatro horas disertará, y defenderá su opinion contra los dos arguyentes. Sobre el espacio del tiempo que haya de durar la disertacion, el que deben ocupar los replicantes, y el método de argüir, puede observarse lo que se practica hasta hoy: quiero decir, que el di-
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