Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza
TORIBIO RODRÍGUEZ DE MENDOZA 115 sivas de estos adelantamientos es el nuevo Plan de Estudios, qe. por orden de Vtro. Virrey D. Teodoro Lacroix formó el actual Rector de dho. Convictorio, y en cuyo examen, y aprobación esta entendiendo Vtro. Supremo Consejo de las Indias. Después de haver el mencionado Rector felizmte. establecido el estudio de la Religión por la obra del Padre (Fa. 14 v.), Poujet, y el de las Matemáticas tan olvidadas, y tenidas como inútiles, as– pira hoy a dar mayor realce, y firmeza a los estudios de Theolo– gía, y Sagrados Cánones. Es verdad muy notoria, que ninguna de estas dos facultades puede adquirirse debidamte. sin el conocimto. de la antiguedad Eclesiastica, cuyo estudio tiene tanta conexión con el de los Dog– mas de la fe catholica, que no es posible conocer estos, exponerlos y defenderlos, sin internarse hasta la más distante antiguedad del Christianismo en toda su extension. Sin la inteligencia de las San– tas costumbres antiguas, de los Ritos, Ceremonias, en una pala– bra de toda la Disciplina primitiva de la Yglesia, serán spre. con– fusas, débiles e imperfectas las ideas, que prestan los compen– dios Theológicos, y Canónicos, qe. estudian los Jovenes. Tanto importa por cierto el conocimto. de los orígenes, ó an– tiguedades Christianas, y tanto es su influjo en los progresos de la Theología, y Cánones, que con su auxilio se elevan estas Cien– cias a su perfección, y se precipitan a su ruina si se abandona el estudio de la respetable antiguedad. A este benéfico influjo se debe la ilustracion de los primeros siglos de la Yglesia; de mo– do qe. al paso qe. en los tiempos posteriores se fue perdiendo de vista á la antiguedad, cubrió sensiblemte. toda la faz de la Ygle– sia una negra, y espesa nuve de ignorancia, se debilitó el rigor de los Cánones, la corrupción de las costumbres creció hta. el exce– so, y se subsiguieron otros males qe. al que los considera llenan de un Santo terror, y espanto. Al contrario, luego qe. en la fe– liz renovación de las Letras en el siglo diez y seis ocupó los ani– mas el ardor y empeño de desenterrar las antiguedades christia– nas, todo muda de semblante, la Theología, y los Cánones recu– peran su pasada dignidad, y decoro. Por esto parece muy útil, ó más bien necesario, qe. á los Jó– venes se les ministren en semilla, y al mismo tiempo qe. cursan estas dos facultades, todos aquellos conocimtos. auxiliares, qe. no sólo las complementan, sino tambien costean su adorno, y vincu-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx