Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza
TORIBIO RODRÍGUEZ DE MENDOZA 167 de las Ciencias Naturales en idioma vulgar. Esta actuación se de– dicó a nuestro Excelentísimo Virrey señor Don Fernando Abascal que la honró con su asistencia. El que presidió esta función en la que todos los que actuaron fueron carolinos; escribió un trata– dito sobre este punto que corre impreso. Sacaba que según los deseos de muchos sabios así extranjeros como nacionales se ex– tendiera, y radicara esta práctica dejando el uso del latín para la Teología. Entre los antiguos españoles recomendó este preciosi– mo proyecto nuestro Pedro Simón Abril en sus Apuntamientos dirigidos al señor Don Felipe Segundo, y que vienen a ser un de– licado Plan de estudios, y entre los modernos se han distinguido proponiendo este pensamiento Don Santos Diez Gonzáles, y Don Manuel de Balbuena en el Prefacio a la traducción de la Lógica de César Valdineti con la autoridad Real para el uso de los Semi– naristas de los nobles de Madrid, y prueban aunque concisamente, pero con la última evidencia la verdad, y la utilidad de semejan– te práctica. Ya tenemos un ejemplo autorizado para nuestra imi– tación. - Todo esto por cierto allanó el paso para poner en prác– tica en este Real Convictorio la enseñanza de la Filosofía matemá– tica, y otros conocimientos en vulgar a favor de cierta clase de Jó– venes que no siguiendo la común carrera literaria, esto es del fo– ro de la Iglesia, jamás logran la instrucción que les conviene. Ta– les son los hijos de los Condes, Marqueses, y otros hombres ricos, y estos vienen a hacer a su vez padres de familia, comerciantes, hacendados, Alcaldes, Regidores, Gobernadores y Jefes de oficina pero también hacen en el trato de gentes, y desempeño de sus respectivos oficios y comisiones unos verdaderos estafermos. A excepción de muy pocos los demás tienen ojos; y no ven, tienen boca, y no hablan. Por cierto es vergonzoso en personas de su clase están vacíos en todos aquellos conocimientos que no solo sir– ven de adorno y pulimiento, sino también para el cabal desempe– ño de empleos, y comisiones en servicio del Rey, y de la Patria, y por eso este género de hombres no sólo son útiles, son también perjudiciales a ellos mismos, y al Público en los diferentes esta– dos y condiciones de miembros distinguidos en la República. ¡ Cuánto tiempo perdido en la ociosidad se ganaría por medio de una buena educación que facilita e incita a ocuparse honesta, y utilmente ! ¿Por qué no se ha de estudiar fundamentalmente la religión? ¿Y qué razón hay para ignorar la Geografía e Historia del suelo que pisamos? ¿Y por qué no hemos de entrar, y andar en el inmenso, y delicioso campo de nuestra historia natural tam– poco, o nada conocida? ¡ Cuántas ventajas las que producen las matemáticas aplicadas a las Artes, y oficios ! ¡ En fin que deleite,
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