Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza

TORIBIO RODRÍGUEZ DE MENDOZA 171 por los que debían aplicar todo su cuidado. Si no se aprovechan todas las ocasiones que muy de tarde en tarde asoman, el se eter– nisa. Conviene acortarse más este objeto siguiendo paso a paso los que dan las Ordenanzas. Consumen estos doce, y aún quince años en el Arte de Nebrija, y en la suma de Larraga y Rosin Cli– quet el otro tiempo sobrado para un curso aunque sumario de la Religión que consta de los hechos antes indicados. ¿Por qué no se obliga a todos las aparentes a la adquisición anticipada de estos conocimientos? Nada creo, sea más fácil que lograr este benéfico establecimiento con sólo negar los sagrados órdenes, y los desti– nos eclesiásticos, a los que vengan con esta indispensable pro– visión. En el espíritu de los mejores diarios he leído la Santa y loable Providencia de algo señores Obispos quienes mandaron que en los exámenes y provisión para los beneficios fuesen exa– minados los Candidatos por el Pouget, y con el Pouget en la ma– no sin exigir de ellos, sino lo que contiene esta obra, la más com– pleta de cuantas he visto aunque bajo del título modesto de Cate– cismo. Historia Sagrada y Eclesiástica cual conviene al propósito, dogma, moral, Ritos y disciplina, todo se contiene en ella, y todo escrito con distinción, claridad, concisión y devoción. Cuanto me– recerían del Cielo los señores Obispos, que imitasen tan inútil, y necesaria providencia. - Por la total falta de esta clase de Li– bros se incide en otro mal peor, este es el fastidio del estudio. Los libros comunes escritos con tanta aridez, y en los que se dice sin pruebas, ni principios anticipados, llegan a hostigar, y por eso no es mucho que mirados como los andamios en la arquitectura, se a.rriva a un rincón como trastes inútiles, logrado que sea el fin de ordenarse, o de adquirir un beneficio. Cuando los Jóvenes no se sa– borean a recibir las semillas de las Ciencias, posteriormente no se dedican a su cultivo. Este sabor grato no se advierte sino con la nobleza de los conocimientos, y el modo con que se comunican. Bien conocida la Religión se ama con respeto, y este convida a su perpetuo estudio cuyo logro nunca es caro a ningún precio. - Establecido este género de estudios para los que no aspiran más que a la precisa instrucción que habilite para el Sacerdocio, sean estos obligados a cursar en los Colegios en calidad de Manteístas: Observo que los pobres serranos, y muchos otros de esta ciu– dad, y de la costa se acogen a las Casas religiosas ; y pasan allí estudiando su Larraga casi siempre de memoria, y cuando más con una corta explicación en el lenguaje escolástico que no entien– den. En los Colegios hay explicaciones diarias, conferencias, defen– sas, y exámenes. - Otro incentivo para mover los Estudios Teo– lógicos son las Cáthedras. El Convictorio tiene la del Maestro de

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