Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza

172 ÜSCAR ZEVALLOS las Sentencias cuya renta de quinientos pesos se perdió y aunque se ha observado que los señores Arzobispos han atendido a los Ca– thedráticos del Maestro en los concursos a Curatos, con todo la falta de Renta ha hecho que mueva muy débilmente a su estudio. Cuarenta y un años hacen que siendo yo Maestro en este Colegio promoví ante el Superior Gobierno la conversión de esta Cáthe– dra en una de historia Eclesiástica . El Rector mi antecesor, miró con indiferencia esta útil variación; y se sepultó en olvido seme– jante proyecto, y el recuerdo para que Usía si fuere de su agrado lo promueva: Cuando el Maestro de las Sentencias fué el texto y el libro elemental de las Escuelas, sin duda fué útil dicha Cáthe– dra; pero hoy es preciso pensar de otro modo . La Cathedra de historia Eclesiástica hará que los colegiales registren aquellos mo– numentos respetables de la Yglesia que tanto instruyen, y edifi– can, y cuyo conocimiento dará gusto para el estudio de la verda– dera Teología. - Igual fruto se sacaría del establecimiento de otra Cáthedra de Disciplina Eclesiástica para los canonistas caro– linos convirtiendo en esta la de Digesto Viejo que también es pro– pia del Colegio con el sueldo de doscientos pesos que da el ramo de la casa de Gallos. Sin el conocimiento de las antigüedades cris– tianas, no puede adelantarse en el Derecho de las Decretales, ni en el que encierra el indigesto cuerpo del Decreto de Gracia. Es de– cir que nadie puede ser buen canonista sin el estudio de nuestras antigüedades de la iglesia en su Gobierno. - Asimismo es pro– pio del Convictorio una Cáthedra de Filosofía dotada de los fon– dos de la Universidad con cuatrocientos pesos, que como las an– teriores las disputan, y obtienen los Colegiales. Para obtenerla en oposición se interpretaba el texto de Aristóteles; pero mani– festé el absurdo de obligar a los jóvenes a la defensa de opinio– nes que no siguen, y de explicar libros que no leían, ni podían en– tender; y la Superioridad mandó que en esta Cáthedra, y en otra de la misma Facultad se sorteasen los puntos más importantes, contenidos en un Indice numerado, y de seis números que salie– sen eligiese el opositor uno de ellos, y allí mismo declarase la opi– nión que iba a defender. - Ultimamente mis reiteradas instancias lograron la fundación de otra Cáthedra de Matemáticas elementa– les con la dotación de trescientos pesos de los propios de la Es– cuela, y para aumentar su dotación se mandó que el Cathedráti– co de Matemáticas fuese Secretario del Colegio, plaza que tiene sus emolumentos. PARRAFO CUARTO de los progresos y estado actual del Co– legio.

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