Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza
318 0SCAR ZEVALLOS hay hechos falsos, sino tambien falsas doctrinas, como es esta de que la primera sede no se juzga por ninguno, sacada de las actas del supuesto concilio de Sinuenza, que contienen la caída y peni– tencia de S. Marcelino, principalmente si esa máxima se aplica al caso de la caída de ese santo pontífice, que segun el capitulo Si Papa, y confesion ingenua de los ultramontanos, dexó S. Marce– lino de ser papa. Las lecciones de S. Gregorio VII no se admitie– ron en Francia, y las razones las expone eruditamente el portu– gues Pereyra en su disertacion De gestis Gregorii VII á saber : que la curia romana cuidó de consagrar monumentos á sus pre– tensiones con perjuicio de las soberanías temporales, contra las que clamo desacertada é ilegalmente aquel santo pontífice, porque desde luego creyó, segun las máximas de ese siglo, obrar en justi– cia. Añadiré la observacion que me comunicó un amigo: en el himno de laudes del rezo de los 7 dolores de la bienaventurada Vírgen, que está entre los oficios ad libitum, se dice : Nobis salu– tem conferant Deiparae tot lacrimae, quibus lavare sujjicis totius orbis crimina. El atribuir la salud del alma, que solo es propio de la divinidad, á las lágrimas de la Vírgen, es en su sentido ob– vio un error teológico, como tambien en los dos versos que si– guen; quibus lavare sujjicis etc. porque lavar los pecados del mun– do solo toca y pertenece á la sangre de nuestro Redentor. Ya que ocurren las lágrimas de la Vírgen, referiré el juicio que forma Juan Bautista Tiers del himno stabat juxta crucem, quien siguien– do á S. Ambrosio, asegura que la Vírgen no lloró. Stantem illam lego, flentem non lego, dice este santo padre, quien la pinta, que superior á su sexo y á las irresistibles leyes comunes de la natu– raleza, se mantuvo al pie de la cruz parada é imperturbable, al mismo tiempo que huian los hombres. Concluiré este punto re– firiéndome al docto tratado que escribió el !Ilmo. Sr. Corro en órden á la fe historica del breviario romano . Esta digresion no debe calificarse de inoportuna, pues por lo poco que se ha expuesto, se verá que no siempre basta para aquie– tarse en un punto controvertido el que se citen bulas, breviarios, misales, setenas, etc. Oficios hay que se han quitado de los brevia– rios, y muchos misales contienen misas que no se hallan en los misales, setenas, etc. Oficios hay que se han quitado de los brevia– ma y suficientemente autorizada la devocion del corazon de Ma– ría, no tendré el menor inconveniente, esto es, sin el menor ru– bor me agregaré al partido contrario, y aun me quedará la satis– faccion de que mi duda, como la de santo Tomas, haya contribui– do al esclarecimiento de una verdad; y habrá sin duda llegado el
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