Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza

332 ÜSCAR ZEVALLOS moral, no manifestó su celestial mision y orígen divino. Por eso, quando descubrió en el monte á todas luces su divinidad á sus rliscípulos, les prescribió severamente el secreto. Con todo, es– tos mismos discípulos que por tanto tiempo le siguiéron de cerca, y le oian con frecuencia, no llegaron á saberlo todo por su boca, y les decia: aun no sois capaces de todo :non potestis portare mo– do: y son remitidos al Espíritu Santo para recibir de él el com– plemento de la enseñanza. Este mismo método y órden practi– caron los apóstoles y los obispos sus sucesores. Conocida es en la historia eclesiástica la disciplina del arcano, esa sabia econo– mía con la qual se ocultaba como debaxo de un velo sagrado y misterioso lo que no convenia revelar sino á sus tiempos debidos. Largo seria referir todo lo que se ocultaba del conocimiento y vista, no solo de los gentiles, sino tambien de los catecúmenos: y estos, miéntras no estaban bien iniciados, no eran instruidos de los misterios y ritos. ¿Qué hiciéron los primeros operarios que plantáron la reli– gion cristiana en este nuevo mundo? Moral, misterios, ritos, ce– remonias, todo lo publicaron á un mismo tiempo. Se empeñáron en destruir la idolatría; pero con una mano derribaban los ído– los, y con la otra colocaban sobre los altares las imágenes de los santos de su órden respectivo. Primero debiéron presentar á la consideracion de estos bárbaros gentiles la hermosura de la ley natural, y la excelencia de la evangélica. Todo esto debió practi· carse lentamente por lo mismo que no viniéron privilegiados con los dones de milagros, de lenguas etc. y tanto mayor cuidado debié· ron tomar en estos preliminares, quanto era poderosa y peligro– sa la contrad.iccion práctica que oponian con sus crueldades y depravadas costumbres los conquistadores. He aquí el orígen y causa de la debilidad y superficialidad de la religion de los indios. Siguen otras. Dispersos estos en los ce– rros á grandes distancias, hacen impracticable el que los. curas los instruyan debidamente. Ignorantes del idioma castellano los indios, y muchos curas del índico, ó entendiéndolos muy poco pa– ra solo ciertas ideas comunes y familiares: aquellos sin cultura ó civilizacion, sin industria, recibiendo con frequencia de sus in– numerables .opresores casi ningun beneficio, sino extorsiones Y. castigos: trabajando para otros sin un corto resto de utilidad pro– pia : y en fin siempre dominados sin caridad, han seguido en su, barbarie y aun en mas lastimoso embrutecimiento. Mas ¡gracia~; á la sabiduría de nuestros representantes, cuyas grandes y ben&.;

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