Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza

TORIBIO RODRÍGUEZ DE MENDOZA 337 INVESTIGACION LOGICO - CRITICA Del origen, antiguedad y autenticidad de la devocion del sagrado corazon de María Santísima. Sr. Público: seguramente yo hubiera pasado de este mundo al de la verdad, sin el menor conocimiento de la devocion y fies– ta del corazon de nuestra Señora, si esta materia no lo fuera de las conversaciones del dia; y sobre todo, si no me hubieran inco– modado tanto la petulancia y fanatismo de dos presbíteros que están perdidamente empeñados, no á favor de la devocion, si no : Dios ponga tiento en mi boca. Observo por otra parte que los que hablan en pro y contra no internan en el asunto, y solo se producen como por instinto, y por eso no nos dexan una firme persuasion de la verdad. Mi muger que es racional, y mis hijas tan devotas como ella, pero algo leídas, y que segun sus directo– res opinan unas de un modo, y otras de otro, me han forzado á estudiar algo el punto ; y para provocar á que otros lo hagan mas detenidamente y nos ilustren, voy á presentar en esta carta un sumario de mis investigaciones, .sin tocar en pertenencias teo– lógicas, sino como lógico-crítico. Adrem. ¿Qual es el origen y antigüedad de esta devocion? Duda 1~ ¿Ella está autorizada competentemente, y por eso ya auténtica? 2~ Duda. Respondiendo á la 1 ~ resolutivé et magistraliter, como nuestro viejo Gómez, digo: que averiguado el autor á cuyas mien– tes vino esta devocion, se conocerá por consiguiente el origen y antigüedad de ella. Para mí no es otro el autor y el padre legí– timo, que el virtuoso y docto jesuita italiano Pedro Juan Pina– monti, compañero y sucesor del célebre P. Séñeri. Escribió Pi– namonti, entre otras obras utiles, un librito o un devocionario en 89 pag. en 4 distribuido en los 7 días de la semana, y para cada día, tres consideraciones bien largas, nna oracion á la Virgen, y otro capit. de obsequios á la Señora. Vivió este jesuita 71. años desde el de 1632. en que nació en Pistoya, hasta el de 1703. en que murió. Datos que conviene tener presentes. Mi primer fundamento es que ningun escritor anterior á Pi– namonti habla de tal devocion, ni aun Séñeri, que escribió de pro– pósito de la devocion de la santa Vírgen. Con igual título escri– bió el docto y erudito Adriano Baillet, cuya obra logró la supers– ticion se prohibiese, y en un extracto muy circunstanciado de ella no encuentro el menor vestigio. De las fiestas de la Vírgen escri-

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