Los ideólogos Toribio Rodríguez de Mendoza

Tom:mo RODRÍGUEZ DE MENDOZA 339 santa Vírgen, y puedan perjudicar á las que son debidas á nues– tro Señor Jesucristo. En verdad se amontonan tanto y tales hipér– boles, que parece que se recogieron de las que á manos llenas se derramaron en la Mística Ciudad de Dios, y han repetido algunos defensores del Voto sanguinario. Mas yo no quiero meterme en honduras teológicas; mis observaciones, como he dicho, son me– ramente logico-críticas. El P. Pinamonti safa su vulto, respon– diendo, que las alabanzas de la Madre se refunden en el hijo. Me parece que esta respuesta abre una brecha demasiado ancha : cuide otro de esto. La 2~ objecion que se hace Pinamonti viene mas directamen– te á mi propósito. Bien sabia este piadoso jesuita que las devo– ciones deben ser como nuestra santa religion, graves, dignas de su verdad, pureza y elevacion: por eso temió con sobrada razon en la pag. 515. que esta devoción se juzgue como menos sólida, y añade: y estoy por decir, como femenil. Salga como saliere de es– te verdadero apuro, lo que me conviene es, observar que estos te– mores no debían venir sino de la novedad de su devocion, la que si ya hubiera estado establecida no daria lugar á semejantes sos– pechas : y como por otra parte no se acoge á la práctica, ni trae en su apoyo á otro escritor, ni alega la bula que cita Croiset, da– da 35 años antes que muriese Pinamonti, se colige que él es el autor de esa devocion. ¿Pero esta que fué privada pasó á ser pública y auténtica– mente autorizada? Esta es la 2~ y la mas importante duda; pero tambien es la mas fácil de esclarecerse y resolverse. Voy á ello. Se solicitó repetidas veces con demasiado calor, y por intercesion de personas respetables por su clase y santidad, Misa y oficio en honor del santísimo corazon de N.S. J.C. Hallábase por entón– ces de promotor de la fé el Santo Padre Benedicto XIV. quien hi– zo una resistencia vigorosa, y no se accedió á la solicitud. Refie– re este hecho el mismo Santo Padre en el tom. 4<.> de Canonizatio– ne sanctorum, á la pág. 868. de la edicion romana de sus obras en 12 tom. en folio del de 1749. y los fundamentos que alegó fueron las mismas razones con que San Bernardo combatió á los canóni– gos de Leon, que temía que establecida la festividad de la Con– cepcion, se aumentarían demasiado las fiestas, y quedaría camino abierto para celebrar en la Iglesia á los padres y abuelos de la Vírgen hasta lo infinito, segun el precepto honora patrem tuum etc. Dice el Señor Benedicto XIV. que concedida la solicitud en honor del santo corazon de Jesus, se promoverían en lo sucesi-

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