Memoria presentada por el general de división EP (r) Juan Mendoza Rodríguez, presidente de la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, 1969-1974
24 GRAL. DE DIV. EP JUAN MENDOZA RODRIGUEZ encontrarse esas ciudades alejadas de la Capital, requerían una atención preferencial para poder desarrollar el programa conme– morativo en un ambiente propicio y en las condiciones indispen– sables de alojamiento y transporte que eran tan urgentes. Es así como Ja Comisión Nacional del Sesquicentenario, con to– da previsión, no pensó únicamente en el monumento de Ayacucho, sino principalmente en la infraestructura para la celebración de la efemérides. En tal virtud consultamos al Sr. Primer Ministro y Ministro de Guerra, General de División EP, Ernesto Montagne Sánchez si convocábamos a un nuevo concurso para el monumen– ~o a los vencedores de Ayacucho, o nos ateníamos a los resultados del concurso organizado por el Minis terio de Guerra hacía pocos años. La consulta fue absuelta de inmediato, manifestándonos que "el concurso ya se había realizado y que deberíamos ejecutar el proyecto aprobado por el Comando General del Ejército en setiem– bre de 1968", al efecto, nos enviaron los planos y la maqueta co– rrespondientes. Como los aludidos planos sólo eran dibujos pers– pectivos, que correspondían a una concepción ganadora del con– curso, enviamos dichos dibujos a la firma Flórez y Cos ta para que preparara el proyecto completo del monumento, a nivel licitación con todos los planos necesarios a escala: diseños, perfiles, estruc– turas, zapatas, mctrados y especificaciones, como correspondía al caso. Solicitamos el cálculo de la resistencia del terreno a la firma es– pecializada, Laboratorio Geotécnico S. A. (Lagesa), la que nos dio como presión admisible no mayor de 2 kgs. por m2. Con este da– to comenzó a trabajar la firma Flórez y Costa; poco después llegó un oficio del Ministerio de Transportes y Comunicaciones infor– mando que Ja r esistencia del terreno era de "l kg. por cm2"; lo cual no sólo cambiaba los datos básicos, sino nos obligaba a ma– yores gastos de cimentación. Consideramos que no era oportuno en– trar en polém icas, en ese asunto técnico que habría dilatado pla– zos; era preferible, por razones de seguridad, acoger el informe del Ministerio de Transpor tes y Comunicaciones; lo que significó un mayor trabajo y más altos costos que aceptamos sin vacilar. Inmediatamente la Comisión Nacional del Sesquicentenario, consideró que era conveniente hacer un estudio preliminar, tanto de cómo podría efectuarse la celebración, como de la obra de in– fraestructura que era necesario emprender con relación a los ser-
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