Memorias, diarios y crónicas

204 JOSE MANUEL DE GOYENECHE para ofenderlos; díganlo mis marchas en las provincias conquistadas y la oportunidad con que siempre le salía al encuentro por cuantos puntos me llamaban la atención. Busqué siempre los grandes peli– gros, y si me situé en Potosí, paraje adusto y rígido, fue con cono– cimiento y anuencia del Virrey, que él mismo llama punto céntrico de nuestros cuidados en su oficio de 7 de enero de 1813 y porque desde aquél buscaba recursos pecunarios para el sostén del Ejército, que de un solo tronco que formaba en el Desaguadero, se dividió en ocho gruesas ramas que cubrían Desaguadero, La Paz, Sicasica, Oruro, Cochabamba, Potosí, Charcas, Tupiza y Salta, que todas entretenían su total fuerza de cerca de ocho mil hombres de que constaba, teniendo que acudir cada una de éstas desde La Paz para acá, a sujetar las continuadas convulsiones de que por momentos se hallaban amagadas en los vastos partidos de su comprensión, donde incesantemente iniciaba la revolución, pues a medida que se apagaba en uno, se principiaba en otro, y aunque yo no podía estar en todas partes mi incesante trabajo daba salida rápida a todos porque situado en un centro común, mis providencias, auxilios, y la pronta salida a las consultas y demandas de cada uno era quien sostenía el régimen y respeto de la autoridad de V.M., cuyo principal apoyo consistía en el temor que los pueblos concebían a la rapidez de mis medidas desde el fanal de Potosí, que con oportunidad remediaba los males, y más que todo, a virtud de mis arbitrios daba de comer a las tropas. No por esto dejé de ir en persona a conquistar segun– da vez la Provincia de Cochabamba, haciendo su viaje de ciento ochenta leguas a paso de tropa, a pie en cuarenta días; después de haber estado once en aquella ciudad para organizarla, habiendo antes derrotado en Nazareno D. Francisco Picoaga a la división de Buenos Aires del mando de Díaz Vélez, mediante el oportuno re– fuerzo que le duplicó su fuerza en el instante mismo que se avista– ban ambos contendores, y fue despachada por mí con previsión de su situación, esta misma operación libertó a la ciudad de La Paz del sitio en que la tenían los enemigos posesionados de sus arraba– les y en momentos de rendirla cuando llegaron las fuerzas que des– taqué de Potosí que dista ciento diez leguas, obligando a estos mis– mos soldados a deshacerlas y seguir a Jujuy donde llegaron en la oportunidad de sostener el repliegue del Tucumán , y si por las causales que anteriormente expuse a V.M. no se hubiese anticipado Belgrano a dar la acción de Salta, yo mismo la hubiera mandado pues tenía prefijada mi salida de Potosí con los caudales que asegu-

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