Memorias, diarios y crónicas

!lll'!llORIA 207 Virrey, solicité doscientos hombres de Arequipa que no pude obte– nerlos y dirigí a todos los partidos de la Provincia del Cuzco, don– de me consideraba con influjo, proclamas muy patéticas y enérgicas, con o rden que los curas párrocos las leyesen en sus púlpitos con el fin de obtener de cada partido el moderado cupo de gente que les pedía: pero ¿cuál fue el resultado? Léase el oficio adjunto No. 41, del Presidente del Cuzco en que da cuenta de la imposibilidad de la recluta, corroborando su aserto con dos copias certificadas de sub– delegados, que le dicen que ni el sorprenderlos a media noche, maniatarlos, y conducirlos a la cárcel bastaba para lograr el alista– miento; ¿podía yo desplegar mi ardiente celo a más, ni convencido V. M. de las pruebas que presento podrá escuchar con agrado que ya no me gustaban aquellas gentes como establece el Virrey? Y en semejante conflicto y en el de verme deshauciado, pues él mis– mo dice en su oficio repetidas veces le manifesté ser imposible, ¿podía yo hacer otra cosa que dimitirle mis cargos, pasando por el terrible trago de poner un dilatado paréntesis a mi carrera, cortando el hilo tan bien seguido con que agradaba a V. !VI. y a quien desea– ba corresponder reconocido a la opinión de mis servicios? Sólo me tranquiliza, Señor, la convicción de mi conciencia, y que todavía tengo edad y tiempo para que V. 1\1. sea el inmediato testigo de mis futuras operaciones. Hasta este momento todas han sido cautelosas relaciones del injusto Virrey para preparar a V.M. de prevenciones degradantes a mi persona, y cae luego en la hoguera citando el oficio de 10 de marzo de 1812, cuya contestación jamás la dio, y en su descubierto apela al pueril subterfugio de que se Je traspapeló: ¿podrá jamás satisfacer a V. ~l. semejante escape que ni aun siquiera presta el sentido de una cláusula honesta? ¿y podrá tampoco cubrir su des– cubierto con la engañosa nota puesta a la hora de informar contra mí, a manera de aquellas protestas curiales que con tinta del día y fecha del tiempo atrasado suelen hacer esa clase de hombres maño– sos que en los trastornos de los Imperios desean vivir con el Parti– do que vence? Pues esta misma es la conducta del Marqués de la Concordia, al paso que este oficio que se acompaña con el número 7 me pone fuera de toda responsabilidad, como lo protesto deli– neando el fiel cuadro de mi situación y su permanente olvido a mis fundadas reclamaciones patentizadas hasta la evidencia como el mis– mo oficio lo demuestra: léase, medítese sobre su verdad, mi inclina– ción de continuar la guerra y mis cordiales protestas de sostener la

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